Este caso Odebrecht desnuda nuestros dos tipos de corrupción pública. La que entendemos propiamente como corrupción, delictual, penalmente sancionable, y la legal. Esta última, una categoría típicamente dominicana, caracterizada, por ejemplo, por los salarios inmoralmente elevados de funcionarios. Exoneraciones, “fondos para trabajo social” y otros privilegios de nuestros legisladores. Temístocles Montás y Julio César Valentín en parte defienden su honestidad y justifican el incremento de su fortuna por esta clase de corrupción. Será legal pero es eminentemente contrario a la moral y la decencia que un funcionario devengue un salario extra de 250 mil pesos mensuales por incidir en un consejo directivo de determinada institución. Ni hablar del lucrativo negocio de las exoneraciones del legislador. Bochornosa e insostenible corrupción legalizada.
Bochornoso
Este caso Odebrecht desnuda nuestros dos tipos de corrupción pública. La que entendemos propiamente como corrupción, delictual, penalmente sancionable, y la legal. Esta última, una categoría típicamente dominicana, caracterizada, por ejemplo,…