Aunque se hadicho y repetido que los gobiernos y particularmente los partidos cuando llegan al poder postergan o relegan casi siempre a un segundo plano la ejecución de obras que no ofrecen capital político, en algún momento habrá que modificar esa cultura y producir un cambio de actitud. Es lo que racionalmente procede con una solución gradual pero sostenida al grave problema del drenaje pluvial en el Gran Santo Domingo. Es una obra inmensa, requiere cuantiosos recursos; pero tiene que figurar con un enfoque de urgencia y prioridad. Cada vez que llueve copiosamente tenemos un caos vial, inundaciones por todas partes, viviendas y zonas anegadas, además de familias desplazadas.

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