Hay innegables avances en nuestra democracia, sobre todo en comparación con el autoritarismo en algunos regímenes del hemisferio. Pero en nuestra política persisten debilidades como la que advierte el axioma popular de que una cosa es con guitarra y otra muy distinta con violín, según vemos con los nuevos legisladores. A principios de semana enarbolaron la independencia del Congreso frente al Ejecutivo y hasta llegaron a objetar algunos puntos del proyecto de reforma a la Constitución propuesto por el presidente Abinader. No habían pasado 24 horas cuando, tras una reunión con el gobernante, la independencia de criterio y el juicio propio se habían desvanecido y todo era ya adhesión. ¡Vaya!