El asalto a una sucursal del Banreservas de Santiago, un botín de RD$6 millones, pasó sin pena ni gloria. En cambio, el de una sucursal del Banco Popular de Santo Domingo, pese a involucrar poco menos de RD$1 millón 700 mil, y haberse hecho improvisada y chapuceramente, devino en un “trending topic” que nos ha entretenido estas dos últimas semanas. Ha sido en razón del “farandulerismo” que rodeó el caso por el perfil del cabecilla, un delincuente “atípico”, un actor y modelo de clase media y, adicionalmente, físicamente atractivo, una “rareza”, algo “sin precedentes” en nuestro país. Tiene por eso carácter de suceso “histórico”, un hecho delictivo “de película” en nuestro caso.