Desde tiempos inmemoriales se han librado grandes batallas en este mundo tan agitado, convulsionado y controvertido.
No solo batallas relativas a las sangrientas guerras entre países. Las guerras nunca paran porque los intereses que envuelven a las clases sociales son muy acentuados.
Algunos políticos mentirosos -con el propósito de convencer a los ingenuos- hasta llegan a balbucear. Practican lo que es típico de los bebés quienes, por ley natural, no pueden articular bien sus palabras.
Esos individuos mentirosos, con su lenguaje demagógico y perverso, son asiduos “balbuceadores”. ¡Qué calamidad tan grande! Donde más se pone de manifiesto la farsa de esos demagogos es en los tiempos electorales.
En República Dominicana, en cada campaña electoral, nacen nuevos mentirosos y demagogos. Señores que no tienen historia que les marque como personas que han luchado en favor de los mejores intereses del país. Se “inventan” acontecimientos políticos en los que supuestamente han participado. Se proclaman luchadores por el bienestar de la patria.
He escrito algunos trabajos en referencia a las perspectivas políticas-electorales dominicanas. En concreto sobre las elecciones de 2020. Algunos mentirosos políticos cuestionan mi pensamiento.
No obstante, como periodista que, conozco muy bien mi oficio, siempre trabajo basado en la objetividad que es lo mismo que realizar un periodismo fundamentado en la verdad.
Es tradicional observar que hay batallas entre la verdad y la mentira, Y la verdad, al final, se impone, salir triunfante. La verdad no “congenia” con la maldad ni la mentira.
De manera que los mentirosos de la política vernácula, aquellos que vomitan, siempre, demagogia, no podrán (nunca) imponer sus farsas. Y mucho menos derrotar a quienes practican la verdad.
La verdad fluye como el corcho en el agua, mientras que los mentirosos, en cualquier circunstancia o foro público, salen derrotados.
En la presente coyuntura política tenemos -por ejemplo- precandidatos a la Presidencia de la República que saben que no tienen ninguna posibilidad de ganar las elecciones venideras. Sin embargo, cuando un periodista consulta a uno de esos aspirantes, responde: “Soy la mejor opción y voy a ser Presidente”.
Concluyo mi artículo con esta frase que nos dejó el gran humanista Abraham Lincoln, el sexto presidente de Estados Unidos: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
¡Es un concepto icónico!