“Más bienaventurado es dar que recibir”
Hechos 20: 35-36
Entendemos como voluntariado el trabajo de las personas que por decisión propia deciden brindar sus servicios, sin remuneración económica, a una comunidad, incluyendo el de protección al Medio Ambiente. “La principal retribución que se percibe es la alegría de poder servir a los demás”. Nace como una respuesta a las grandes necesidades o desigualdades, que existen en la humanidad.
Sobre el tema se han realizado múltiples estudios que reportan gran satisfacción de las personas que lo realizan.
El voluntariado, para quienes lo practican, ha presentado relación con menores tasas de mortalidad, depresión y ansiedad; se asocia con diversos factores del bienestar, como: el apoyo social, la interacción, la autoestima, el sentido de control, los mecanismos de adaptación y la salud física. Esta relación es de doble vía, las personas felices generalmente se interesan por hacer voluntariado y los que lo hacen también les genera felicidad.
Por si fuera poco, el trabajo voluntario generalmente se realiza en equipo, lo que significa la relación con un grupo de personas que aportan a la felicidad de cada uno de sus miembros, como hemos visto anteriormente.
“Unos amigos me hablaron de la Cruz Roja e indagué por su programa” o del deseo de conocer nuevas amistades mediante el voluntariado, “era algo muy agradable conocer otras personas, hoy tengo amigos a nivel mundial”.
Contrario a lo que piensan algunos, el voluntariado de los jóvenes existe en gran medida y con más intensidad y sentido de satisfacción que en los adultos mayores: movimiento scout, por ejemplo.
Las investigaciones reportan una mayor participación de las mujeres en actividades voluntarias de tipo socio asistencial, con edades superiores a los 50 años. Dicen que por su condición femenina de apoyo, unión y solidaridad. Gillespie y Kind (1985)
A esa retribución del trabajo voluntario se le llama hoy día Salario Emocional.