En el mes de septiembre se cumplen seis años de la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, por parte de la Asamblea de la ONU. Un plan de acción para poner fin a la pobreza y mejorar las vidas de las personas, el planeta, fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
A propósito de esto, el objetivo No. 4, una Educación de Calidad, constituye una de las claves para salir de la pobreza y ser un motor de cambio en la consecución del desarrollo humano sostenible.
Durante los últimos años se han conseguido grandes avances en el ámbito educativo, sobre todo, con respecto al aumento de las tasas de matriculación de los niños, niñas y adolescentes. Pero sigue existiendo rezago, deserción escolar y lo que es más importante, no se logran los estándares mínimos en lectura y matemáticas, según estudios de expertos de la Unesco, UNICEF y otras instituciones nacionales preocupadas y comprometidas por una educación de calidad.
En nuestro país continúan los esfuerzos, pero seguimos con el gran desafío de lograr una educación de calidad, y para ello, contar con un sistema que cumpla con los estándares que se requieren para formar docentes y estudiantes con las competencias necesarias.
Tal como escribió la Dra. Mu– kien Sang Ben, en su artículo “Educación: alerta roja, rojísima por la educación dominicana”; y cito: “Creo que todo el sistema educativo (primario, secundario y universitario) debe ponerse en cuestionamiento. Las universidades forman profesores que no son capaces de pasar exámenes de admisión; los liceos y colegios forman estudiantes con lagunas abismales que apenas comprenden lo que leen”.
La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz. Confucio.