La República Dominicana, como el resto del planeta, sufre el embate del Coronavirus, que inició a finales del 2019 y fue declarado como pandemia en marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A pesar de esa difícil situación se celebraron las elecciones nacionales que trajeron consigo un nuevo gobierno, provocando cambios en el tren gubernamental e inmediatamente los nuevos servidores públicos pusieron en acción sus mentes creativas. En ese orden, el Ministro de Educación conjuntamente con los técnicos y expertos del área comenzaron a organizar el año escolar que recién finalizó.
El modelo propuesto de “educación a distancia”, con la utilización de la tecnología y los medios de comunicación radiales y televisivos, recibió críticas, comentarios y reflexiones, tanto positivas como negativas. Se aludía, entre otras razones, a la falta de capacitación en tecnologías de los y las docentes.
A pesar de ello, comenzaron las clases, con sus altas y bajas, y todos entramos en el proceso, de una forma o de otra. Sin dejar de lado los errores y limitaciones que caracterizaron esas jornadas, se puede evaluar como una experiencia positiva que nos dejó importantes lecciones y aprendizajes.
Finalmente primó uno de los derechos fundamentales de la Constitución Dominicana: el Derecho a la educación, que establece en el artículo 63 “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones”.
Debemos recordar que, en la República Dominicana, a pesar de la pandemia, la educación no se interrumpió totalmente, como sucedió en otras regiones del continente americano. Y es un esfuerzo que todos debemos reconocer.
Gracias maestros, maestras, padres, madres y tutores por
seguir creyendo en la educación.