Una de las aspiraciones del Ministerio de Educación de la República Dominicana es la construcción de sujetos críticos, expresada en el perfil de egreso de los estudiantes de nivel secundario cuando al referirse a estos expone: “piensa de forma lógica, analítica y reflexiva, lo cual le permite asumir posturas coherentes y pertinentes. Asume el compromiso de aportar al logro de las metas comunes para fomentar la convivencia democrática (…) desde contextos familiares, comunitarios y sociales en los que participa”. p. 65. Tomando en cuenta este planteamiento sería importante preguntarse: ¿Qué tan representada está la voz de los estudiantes en la toma de decisiones de la escuela? Pues, aunque existen los comités de cursos y consejos estudiantiles, la experiencia en los acompañamientos a los equipos directivos remite a otra interrogante: ¿Qué tan funcionales son estos organismos de participación?
La respuesta a las interrogantes anteriores es que, pocas veces la voz de los estudiantes es tomada en cuenta. En la mayoría de los casos los consejos estudiantiles se conforman como requisito institucional, pero no son convocados a mesas de diálogo en los que se les haga partícipes de las situaciones del entorno escolar, lo cual resulta contradictorio a los fines de la educación, aunque es importante destacar que hay excepciones de Centros Educativos en los que se evidencia que al menos en ocasiones son convocados a las reuniones del Equipo de Gestión, aunque no se les asigna tareas y elaboración de propuestas que les permitan desarrollar potencial, por lo que su participación es pasiva.
Todo lo anterior debe conducir a los Equipos de Gestión a una mirada introspectiva acerca de la funcionalidad de estos organismos, tomando en cuenta que los estudiantes de hoy son los líderes de mañana y que es fundamental empezar a trabajar desde la escuela la empatía y la sensibilidad ante los problemas colectivos de la comunidad.