Lo único constante en el tiempo es el cambio, cambian las personas y las familias también cambian. Sin embargo, en su esencia la Familia sigue igual.
Para entender los cambios que percibimos, no podemos dejar de hablar de la pareja. En tiempos en los que la forma de relacionarse ha variado, cambiaron los roles, pero las necesidades afectivas siguen siendo el lazo más importante para construir familias sólidas que evolucionen en medio del cambio sin perder la esencia.
Desde el punto de vista profesional puedo decir que entender y respetar las necesidades afectivas de cada uno como pareja se convierte en el ingrediente vital en la construcción de la relación. Lo cual determina el grado y la dimensión del amor que se comparte.
Hoy hablamos de inteligencia emocional en las relaciones, como la capacidad para crear vínculos afectivos, algo que hay que aprender a desarrollar equilibrando el intelecto y la capacidad para expresar las emociones, y esgrimirlas socialmente para enfrentar los retos que necesitamos para cimentar una relación estable.
Fuimos educados en una sociedad donde las parejas no expresaban sus sentimientos ante las situaciones cotidianas, sin embargo, hoy es vital expresar cuando sentimos tristeza, enojo, alegría, culpabilidad, temor, entre otros sentimientos. Es imprescindible poder identificar y aprender a manejar nuestras emociones.
Si queremos ver familias estables, independientemente de la clase de relación que queramos tener, debemos tomar consciencia de la importancia de satisfacer las necesidades de la pareja, hacernos conscientes de los estados emocionales y de la necesidad de regularlos.
En conclusión, debemos entender que la relación de pareja, desde siempre, se construye sobre la base del desarrollo de habilidades de inteligencia emocional, que se establecen al reconocer los sentimientos de cada uno de los miembros de la familia y sus capacidades para manejar situaciones de conflicto.