A propósito de la apertura de un nuevo año escolar, y de la algarabía que se genera en torno a la preparación de los estudiantes para este gran acontecimiento (uniformes, materiales de diversos tipos, textos y demás), he observado y reflexionado de manera particular el tema de los libros de texto en el contexto del estreno de un nuevo enfoque curricular: por competencias.
El libro de texto supone ser un material bien pensado, estructurado y organizado en base a unos contenidos o asignatura, dirigido a profesores y estudiantes de un nivel y edad específicos. Los estudiantes, con la dirección del docente, se beneficiarán de él en su proceso de aprendizaje.
Sin embargo, no siempre es así. Hay varios aspectos que debemos analizar en torno a la asignación, comercialización y uso de los textos escolares y académicos. Veamos algunos:
1.¿Cuál es su contenido? ¿Se ha elaborado en correspondencia con los contenidos que el currículo tiene pautado? ¿Se preparó tomando en cuenta que sea comercializable o que sea útil para el aprendizaje del estudiante?
2. ¿Quién es el autor? ¿Cuál es su ideología? ¿Cómo aborda esos contenidos, están planteados como recetas o como estimuladores de la curiosidad y la reflexión de los estudiantes?
3.¿Para quién y para cuál contexto fue escrito? ¿Confrontan esa realidad o la legitiman?
4.¿Cuál docente lo usará y de qué manera? ¿De cuáles otros recursos disponen en el centro o sus casas? ¿Qué preparación tiene el docente? Es que “ningún libro de texto, por bueno que sea, será un instrumento de validez universal; siempre habrá que emprender actividades adicionales de índole muy diversa” (Cockcroft, 1985, p. 114). Las investigaciones reportan que lo más importante es un buen profesor. El libro de texto, por bueno que sea, no puede sustituir al profesor.
En síntesis, en el contexto de la formación por competencias lo ideal es que docentes y estudiantes tengan a su disposición muchos textos, donde puedan confrontar autores y provocar preguntas e inquietudes que les lleve a producir conocimiento y desarrollar aprendizaje.