Dando continuidad a las estrategias del artículo anterior, presentamos ahora dos estrategias que son fundamentales para prevenir el acoso:

3 Alfabetismo emocional como parte de la enseñanza de los estudiantes. Esto con estrategias para prevenir la intimidación, pues como bien plantea Davis, a veces las conductas agresivas son el resultado de un estado de ánimo o sentimiento negativo que afecta al individuo, de manera que es cuestión de que éste aprenda a manejar lo que siente. Esta estrategia implica elaborar un programa que trate temas vinculados a los sentimientos y que se adecuen a la realidad emotiva que enfrentan los estudiantes en su vida diaria. En un primer momento tal vez no sea posible que este tópico pueda desarrollarse como una asignatura más dentro del programa de estudio, pero se puede empezar cediendo unos minutos en las horas de clase de las materias habituales hasta que ya sea parte del diseño curricular de aula.

4 Fortalecer la imagen social del educando o bien a lo que Olweus (citado por David en el libro) llama “el empoderamiento de los observadores”. Que los estudiantes que no están de acuerdo, se pronuncien. Sin embargo, proponemos que esto no sólo se limite algunos de buena conciencia sino a todos los estudiantes del centro educativo; es decir, que fortalecer la autoestima no sea únicamente por cuestión de prevenir la intimidación sino más bien por una necesidad social. En esas edades, en que se es tan vulnerable, los niños o adolescentes requieren ser orientados por el adulto de tal modo que puedan irse definiendo como personas y cimentar una identidad sólida. De manera que este tema se sugiere como un contenido más a incluirse en el programa de estudio escolar, y por consiguiente, desarrollarse en los salones de clases.

Referencias
• David, S (2008) “Crecer sin miedo: Estrategias positivas para controlar el acoso escolar”, Bogotá, Ed. Norma.

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