Mucho se ha dicho del papel de la educación en la construcción de la democracia y la ciudadanía, sin embargo, es importante enfatizar también en el papel de la familia en esta importante tarea. En este sentido, Jesper Juul, autor del libro La familia competente: nuevos caminos en la educación, publicado en el 2014, concibe la educación como un proceso que se da a lo largo de la vida y compete además a la familia. Uno de los planteamientos del autor en este ámbito es que “un niño competente necesita padres competentes”. El autor propicia la reflexión acerca del modelo de pensamiento que deseamos fomentar en nuestros hijos: si deseamos subordinados que nos obedezcan o hijos independientes y capaces.
Como se puede observar, la familia tiene un alto grado de responsabilidad en la construcción de los esquemas mentales y comportamientos de los hijos. De ahí la necesidad de promover entre sus miembros las normas de convivencia armoniosa, el cumplimiento de los deberes y preservación de los derechos, fundamentados en la responsabilidad y el respeto mutuo. Otro aspecto que constituye un gran reto para la familia es educar a los hijos para la convivencia en sociedad, con la capacidad de constituirse en sujetos empáticos, situarse en la realidad del otro e identificarse con las necesidades del colectivo social. En este sentido, el autor antes citado desarrolla un importante tópico titulado: Responsabilidad colectiva y responsabilidad individual.
En síntesis, escuela y familia están llamados permanentemente a fortalecer sus alianzas y desarrollar estrategias conjuntas que apunten a la construcción de un ciudadano democrático, participativo, consciente de sus derechos y deberes individuales y colectivos, partiendo siempre de una pedagogía basada en el amor, tal como lo plantea Jesper Juul.