A nte la decisión de la creación de la Cátedra de la Paz, algunos pedagogos y especialistas de la ética y la moral han promovido la educación para la paz como un tema transversal, como una estrategia de educar en valores, en la democracia y la ciudadanía responsable y comprometida con la tolerancia y el respeto por la diversidad. Desde esta temática se promueve una cultura de paz basada en valores universales, en el respeto a la vida y en el desarrollo integral del individuo. Según la UNESCO (1995), la educación de hoy debe desarrollar la capacidad de reconocer y aceptar los valores que existen en la diversidad de los individuos, los géneros, los pueblos y las culturas, así como promover la capacidad de comunicar, compartir, cooperar con los demás.
Los ciudadanos de una sociedad pluralista y de un mundo multicultural deben interpretar que los problemas y situaciones se desprenden de la propia vida, de la historia de su sociedad y sus tradiciones culturales. Las respuestas no serán individuales, pueden tener un carácter colectivo o societales, fruto de la interacción y proceso de socialización que experimentan los sujetos en los grupos de socialización. La educación para la paz es la herramienta orientada a proporcionar los mecanismos para la resolución de conflictos y problemas a través de vías no violentas. Debe promover entre los ciudadanos el respeto por el patrimonio cultural, el medio ambiente. Procura sensibilizar a los individuos respecto a la necesidad de que coexistan en armonía los valores individuales y los colectivos y hoy, en el siglo XXI, sigue siendo un tema humano pendiente.