El Caribe es una región geográfica caracterizada por la diversidad natural. En el plano cultural es una región influida por la confluencia de intereses de su pasado colonial. En materia de geopolítica, se localiza en la zona de influencia directa de Estados Unidos de Norteamérica.
La región viene arrastrando profundas asimetrías sociales, intensos problemas estructurales, manejo inicuo e inequitativo de la pobreza, un precario aprovechamiento de los recursos naturales, la distribución desigual de la tierra y una pésima gestión del conocimiento, donde no se ponen en marcha programas de innovación, creatividad y empoderamiento de la acción transformadora de la Educación con proyectos de ciudadanía responsable y consciente pudiendo así consensuar una acción liberadora regenteada por los actores del proceso.
Por las condiciones descritas en los párrafos precedentes, en esta cuenca urge encarar los problemas ancestrales que nunca han sido resueltos y que siguen siendo materia pendiente en la administración de la cosa pública en sus diferentes espacios. Cabe mencionar los problemas relacionados con los recursos naturales y situaciones existenciales de la población, Puerto Rico, Haití, Cuba y, en menor grado, la República Dominicana, se enfrentan a escenarios sociopolíticos, naturales y culturales muy complejos caracterizados por inconformidades manifiestas de situaciones no satisfechas de la población.
En palabras de Andrés Oppenheimer, en su libro Basta de Historias, los pueblos caribeños y latinoamericanos arrastran una fuerte tendencia a un nacionalismo improcedente y una recurrencia a un pasado heroico que en nada contribuye a su fortaleza institucional. Afirma que los gobiernos populistas son la expresión más viva de la cortedad de los administradores de los estados de estos pueblos, matizada por la ausencia de una perspectiva de progreso e institucionalidad.