Una vez más estamos de cumpleaños.
El trabajo del Consorcio de Educación Cívica de la PUCMM sigue siendo una labor quijotezca, donde parece que buscamos lo imposible en un país que ocupa los primeros lugares más deprimentes, como son la corrupción, la impunidad, la falta de ética y violación a los derechos fundamentales de los ciudadanos; mucho más en los escenarios políticos, donde solo importa la búsqueda del poder para agenciarse beneficios personales; nada importan los demás.
El reclamo de que los funcionarios públicos hagan honor a ese nombre (funcionar); de que actúen con transparencia y mesura en el gasto público, cae en el vacío. Ver las curules en el Congreso vacías porque la mayoría de los congresistas están invirtiendo todas sus energías detrás de “conseguir” votos para su grupo partidista de preferencia, es penoso. Todos los proyectos de leyes importantes que descansan ahí esperándolos, parece no importarle.
Perseverar en este quehacer ya es una proeza que nos debe llenar de orgullo como institución educativa, cuyos programas han llegado a todas las provincias del país. Hemos estado empujando, apoyando la “Competencia Ética y Ciudadanía” contemplada en el currículo del Ministerio de Educación. Se está invirtiendo mucho dinero en capacitación y tecnología para mejorar la educación dominicana; calidad medida en indicadores cuantitativos y de contenidos que nada tienen que ver con los valores humanos que realmente aportan al comportamiento y a la convivencia de los ciudadanos.
Desde el Consorcio hemos insistido en que no se forma en valores a los jóvenes si no encuentran modelos en los adultos que están llamados a demostrar cómo se hace bien. Para desarrollarnos como sociedad necesitamos mejorar estas condiciones de desigualdad social y la impunidad que legitima la corrupción y fomenta el comportamiento delictivo.
En este aniversario, reafirmamos nuestro compromiso de contribuir a cambiar estos números que como país nos colocan en posiciones negativas.
