Detrás de todas las historias está siempre la historia de una madre. Debido a que es en su historia donde empieza la tuya.
Mitch Albom
A propósito del Día de las Madres, quiero reproducir las siempre atinadas palabras de mi querida prima Bethania Güílamo, quien hace un merecido reconocimiento al vincula madre-hijo. A continuación, sus palabras:
“Después de aciertos y desaciertos y de innumerables investigaciones, y décadas de trabajo, sabemos que el cerebro de la madre es el que ayuda al desarrollo del cerebro del hijo, y que el cerebro es el órgano más complejo y es el último órgano de llegar a la edad adulta a los 30 años: 100,000 millones de neuronas y 100 millones de sinapsis, comienzan a aparecer, y se pierden sino se usan. El cerebro comienza a desarrollarse desde atrás y termina en la parte frontal, adelante. Eso significa que, la parte de atrás, el sistema límbico, el de las emociones, la supervivencia, la toma riesgo, etc. y la parte delantera, donde se gestiona la función ejecutiva, decisiones, control de impulso, juicio, empatía, y organización, se comienzan a desarrollar primariamente en función de la relación que tengamos con nuestro cuidador primario.
Lo que los hijos necesitan está con la madre o su cuidador primario, y es un cerebro adulto que le ayude a crear el suyo. Los hijos necesitan menos cosas materiales, y más presencia, con abrazos y besos, atención, aceptación y todo lo que ese adulto sea capaz de proveerle emocionalmente. Es decir, necesitan a alguien para crear su propio nivel de conciencia de qué tan seguro o inseguro se perciben y perciben el mundo. Por eso, una madre es, “el hogar de dónde venimos”. Erich Fromm
¡Muchas felicidades a todas las madres!