El turismo en sus diferentes manifestaciones va retomando el dinamismo que tenía antes de la pandemia del Covid-10, se aprecia un mayor interés de los viajeros por incursionar en experiencias nuevas, un tanto alejadas de las que forman parte del catálogo del turismo todo incluido.
Tras el pánico generalizado que produjo la pandemia, como consecuencia de la incertidumbre en relación con las expectativas de vida y el encierro por las medidas de aislamiento adoptadas en distintos países, las personas empezaron a interesarse más por el turismo ecológico, alternativo, de experiencia y de pobreza (slum tourism), este último se convirtió en toda una novedad no solo para quienes deciden aventurarse, sino que es objeto de estudio a nivel académico, de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y medios de prensa internacionales, que lo abordan desde una visión crítica y otros de manera más optimista.
Sobre el particular traigo a colación algunos puntos de vista que considero relevantes, entre ellos, que el slum tourism genera desigualdad; lleva a la idealización de la pobreza; produce sensaciones de superioridad entre visitantes y de inferioridad en residentes, tal y como se plantea en el trabajo Slum Tourism, controversias en torno al turismo de pobreza (ALBA SUD, 2023).
Otros hacen un tratamiento analítico más optimista, como el catedrático Maltae Steinbrink, de la Universidad de Osnabruck, en Alemania, quien sostuvo: “Estamos experimentando un crecimiento enorme del turismo de la pobreza en todo el mundo, particularmente en el sur”, opinión plasmada en el trabajo periodístico titulado “Turismo de la pobreza: ¿experiencia educativa o puro voyeurismo?, publicado por el portal digital BBC News Mundo, el 29 de septiembre de 2012.
No en vano Colombia fue el segundo país del mundo más visitado por los latinos en 2022, según datos de la plataforma de viajes “Despegar.com”, recordándose que el crecimiento del turismo en ese país suramericano en los últimos años, en parte se debe al interés que generan los sectores tradicionalmente marginados y empobrecidos.
Desde mi perspectiva, las costumbres y las tendencias son cambiantes. Se trata de aprovechar el potencial que se registra en una zona determinada, para generar oportunidades de cambio, poniendo en el centro de las iniciativas a quienes residen allí, porque son la esencia misma de lo que en ese lugar acontece, que al final es lo que crea interés dentro de un segmento que procura incursionar en un turismo distinto al tradicional.
Para que el turismo de pobreza pueda resultar factible y sostenible en el tiempo, debe haber organización, planificación y acompañamiento de las instituciones oficiales que tienen que ver con el tema, mismas que deben velar por que la interacción entre los turistas y el lugar de interés se produzca de manera segura, sin que esto implique vulnerar en modo alguno la esencia del lugar y de quienes habitan en él.