Una de las grandes limitaciones de los matrimonios de estos tiempos es que no saben impulsar juntos las cosas, no saben tomar decisiones en pareja. Para muchos analistas de la conducta, saber decidir en pareja es un arte y debemos cultivarlo con cuidado, esmero y satisfacción, para bien del matrimonio y para blindar la relación.
Tomar decisiones en pareja debe ser una meta de cada matrimonio que aspira y trabaja para mantenerse firme, alegre, sano y feliz. Esas decisiones siempre deben tomarse en amor y con amor. Dice la Biblia en 1 de Pedro 4:8 lo siguiente: “Lo más importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados”. Muchos hombres tratan de decidir por sus esposas y ahí mismo lo dañan. Muchas veces las mujeres no quieren que sus esposos les den respuesta ni salidas, solamente quieren ser escuchadas, ser amadas. Los hombres tenemos la tendencia a querer resolver y buscar la solución rápida de todo. Nuestras esposas simplemente quieren ser escuchadas, amadas y mimadas, por eso lo importante de saber resolver las cosas en pareja, poniendo el amor como base.
Muchos matrimonios no saben decidir juntos. Por eso cualquier problema pequeño se torna grande. La Biblia también dice en Eclesiastés 4:9-10 lo siguiente: “Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas”. Por eso es importante tomar las decisiones juntos, en armonía y en amor. Otro elemento clave para saber decidir en pareja, es cómo hacerlo cuando no están juntos en el lugar que se debe tomar la decisión. El que va a tomar la decisión debe comunicarse con el otro, ya sea por teléfono u otro medio, y consultarlo. Decisiones importantes de trabajo, de propuesta de negocios, situaciones de la casa, todo eso es bueno decidirlo en pareja. Si hay alguna decisión que debes tomar y te están pidiendo respuesta, puedes decir: “dame el día de hoy porque necesito consultarlo con mi esposo o mi esposa y luego te doy la respuesta”.
Una de las situaciones que más afectan a las mujeres es cuando sus maridos no le ponen atención si ellas le están planteando algo. Los hombres deben prestar atención cuando sus esposas le están presentado una situación, esto quiere decir que te sientes y la miras frente a frente, atendiendo, si tienes celulares lo dejas a un lado y no estás pendiente a eso sino que ves y escuchas lo que te está diciendo tu esposa. Cuando los hombres no le ponen atención a lo que le dicen sus esposas, ellas se sienten irrespetadas. Por eso, les aconsejo a las parejas que cuando vayan a discutir una situación que conlleve una decisión, póngase atención el uno al otro, no se dispersen, estén atentos a lo que le dice su cónyugue, porque esto quiere decir que le dan valor a lo que el otro le está diciendo.
Es muy importante entender que a nuestras parejas tenemos que escucharlas, no oírlas, así como a una mujer hay que amarla, no tratar de entenderla, porque el hombre que intenta entender a una mujer fracasa. A la mujer lo que hay que hacer es amarla y entregarse por ella, así mismo hay que escucharla, no oírla. Las mujeres también deben aprender a escuchar a los esposos, para tomar decisiones colectivas, saber decidir juntos y que eso fortalezca la pareja.
En los matrimonios debemos saber escuchar, negociar y pactar. Escuchar es poner atención, muy importante poner atención y saber que somos diferentes, pero que tenemos que actuar para bien de la pareja lo mas colectivamente posible, sin que eso implique que uno le haga daño al otro. Cuando sabemos adoptar esta posición de decidir en pareja la que gana, precisamente, es la pareja. Y es que, cuando uno decide unir su vida con otra persona, cuando nos casamos, dejamos de ser yo o tú para ser nosotros, para crear una tercera persona que es la pareja. Y en la medida que cuidamos esa tercera persona que es la pareja, nosotros vamos a estar bien cuidados. Incluso nuestros hijos van a ser edificados, porque se darán cuenta que Papá y Mamá se pusieron de acuerdo en decisiones que había que tomar y no hubo esa desavenencia, ese pleito que lleva a que muchas parejas fracasen y lleguen al doloroso camino del divorcio.