El anuncio del pasado viernes del plan piloto de Seguridad Ciudadana, “Mi país seguro”, ha puesto en evidencia la necesidad que hay de trabajar en pos de un país realmente seguro.
La ciudadanía necesita saber cuál será el impacto de dicho plan y sentirse parte del mismo, es la única manera que un proyecto tan ambicioso como este pueda ejecutarse con éxito y lograr resultados positivos a mediano y largo plazo.
El pistoletazo para ejecutar la primera parte de la Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana se llevó a cabo en Cristo Rey, una de las barriadas más pobladas de la circunscripción dos del Distrito Nacional, que en el pasado reciente se llevó el título del segundo sector más violento de esta demarcación. Sin embargo, a medida que han pasado los años, el propio Observatorio de Seguridad Ciudadana ha planteado el crecimiento de la ruta de la violencia hacia otros sectores mucho más populosos como Los Alcarrizos.
La intención del gobierno de reducir al mínimo la delincuencia en nuestras calles con la puesta en marcha de este plan, es plausible, aunque es una tarea muy pretenciosa.
El estudio “Cultura política de la democracia en la República Dominicana y en las Américas”, fechado en 2019, ubicaba al país en ese momento en la séptima posición de mayor victimización por delincuencia en comparación con el resto de la región.
Ya lo ha dicho el presidente Luis Abinader, “es posible que cometamos errores con el plan de seguridad, pero trabajaremos para solucionarlos”, al tiempo que aclaró que este plan no sólo gira en torno al desarme de la población.
La planificación contempla, entre otras acciones, que todos los que transitan en motores deben tener un chaleco con un número de identificación, puesto que este medio de transporte es el más usado para los delincuentes cometer sus fechorías.
En el parque vehicular tenemos 2,718,58 de motocicletas, dedicadas a diferentes usos: motoconchistas, deliverys y uso privado.
En medio de la pandemia hemos visto crecer la delincuencia en nuestras calles, las denuncias llueven por doquier. La inseguridad ciudadana que vivimos nos afecta como destino turístico, recordando que el turismo es una de las principales industrias a la que apostamos para dinamizar la economía.
Nadie debe frotarse las manos en la espera que este plan de seguridad ciudadana fracase, por el contrario, los dominicanos debemos apostar a su éxito y para ello es importante que todos aportemos.
Al inciar el piloto en Cristo Rey la lectura que hacemos es que por fin se involucrará a la comunidad y sectores sociales que intervienen en ella, para juntos buscar solución a un problema nacional.
Interviniendo los barrios con acciones puntuales además del desarme, como reparación de canchas deportivas, luces en las calles y áreas de recreación, oportunidades para capacitación de jóvenes, pudiéramos contar con resultados positivos, pese a que aún los policías sigan siendo los reyes en los barrios y el macuteo sea la práctica común…