El Salvador es uno de los casos de América Latina más representativos en cuanto a conciliar por la vía democrática posiciones y acciones políticas extremas.
Lo cual no es sinónimo de que se haya alcanzado la madurez en su sistema democrático, no logrado aún en la mayoría de los países de la región. En la actualidad El Salvador presenta muy serios desafíos por cuanto la auténtica democracia ha de estar lo más distante posible del personalismo. La fortaleza de la democracia está en la acción y sabiduría colectivas en procura del bien común.
Hará 92 años desde aquel 1ro de marzo de 1931 cuando El Salvador elige presidente a Arturo Araujo Fajardo, quien llega al puesto con muy importantes ideas e iniciativas democráticas; pero la realidad de su país al respecto estaba tan al margen de sus ideas y acciones que en 9 meses es derrocado, y a partir de lo cual lo que predominaron fueron los gobiernos militares. Así como una muy dura confrontación posterior con un poderoso movimiento guerrillero; situación solo superada a partir del 16 de enero de 1992 cuando la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) firma un acuerdo de paz con movimiento guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Dado ese tan importante paso de avance luego de enfrentamientos que se estima dejaron más de 100 mil muertes por tales causas, en el camino hacia la consolidación democrática se generan muy serias faltas en cuanto a la transparencia en la gestión de los recursos públicos; al grado tal que por imputaciones de corrupción hay un ex presidente proveniente de Arena condenado a 10 años de cárcel y otros dos expresidentes provenientes del FMLN, prófugos.
Es entendible en un contexto histórico de esas características, que El Salvador ocupe en cuanto al Índice de Desarrollo Humano el lugar 125 en el mundo y el 16 en América Latina; si bien El Salvador ha tenido muy destructivos terremotos, los efectos de los conflictos entre fuerzas políticas antagónicas han sido muchas veces más devastadores.
Mas en su propia historia hay luces de su potencialidad aún con las adversidades destacadas -por ejemplo- cuando en los años 50 del siglo pasado llegó a ser reconocido como el país más industrializado de Centroamérica y el tercer mayor exportador de café en el mundo.
Las adversidades de El Salvador en sus 21 mil 41 kilómetros cuadrados y en la actualidad con sus más de 6 millones de habitantes, ante su extraordinaria resiliencia, serían superadas si logra seguir avanzando lo más efectivamente en la triada democracia, transparencia y eficiencia.