La Organización Meteorológica Mundial (OMM), institución científica que lleva registros de temperaturas desde el año 1880, acaba de confirmar, de manera oficial, que nuestro planeta Tierra acaba de terminar el mes de julio más caluroso de la historia de registros térmicos, mes donde se han sentido asfixiantes olas de calor que se han extendido por diferentes naciones y Estados, las que han roto los récords de todos los tiempos desde que llevamos registros.
Pero, lo que más llama la atención es el hecho de que las altas temperaturas experimentadas durante el pasado mes de julio se han producido inmediatamente después de que el mes de junio terminara como el junio más caluroso de la historia de la humanidad, lo que indica que junio y julio de 2019 están confirmando que las advertencias hechas durante los últimos 25 años por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), en el sentido de que la superficie de la Tierra cada día se está calentando más, se están cumpliendo a cabalidad, pues cada día es más evidente que el calentamiento global es la principal amenaza ambiental, política y social, y eso preocupa a mucha gente.
En ese sentido, la prensa europea ha dado a conocer que, fruto de las altas temperaturas, alrededor de 11,000 millones de toneladas de hielo se derritieron la pasada semana en Groenlandia, mientras en Japón unas 57 personas murieron de calor durante la pasada semana y poco más de 18 mil personas debieron ser hospitalizadas, algunas en estado crítico, fruto de una intensa ola de calor que por primera vez en la historia de Japón envía a tanta gente a los hospitales, y donde más del 50% de ellos son personas que exceden los 60 años de edad, y en tal virtud se convierten en los más vulnerables frente a esos incrementos bruscos de temperaturas, ya que la relación directamente proporcional entre la temperatura y la presión motiva que al subir la temperatura corporal de una persona, también suba su presión arterial, por lo que muchas personas que padecen cuadros clínicos vinculados a la hipertensión arterial pueden verse en peligro de muerte durante estas temidas olas de calor, sobre todo si llega a producirse el denominado golpe de calor durante el cual la temperatura corporal interior excede los 40 grados Celsius.
Hay que recordar que conforme a los registros térmicos llevados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los años 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018 han marcado récords de temperaturas a nivel global, por lo que no debe extrañar que este año 2019 esté marcando récords mensuales de altas temperaturas y se encamine a competir por el récord del año más caluroso, siendo evidente que estamos viviendo la década más calurosa de la humanidad, y ello preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual estima que entre el año 2030 y el año 2050 el cambio climático causará unas 250,000 defunciones adicionales anuales, debido a malnutrición, paludismo, diarrea y estrés calórico.
Adicionalmente a las amenazas a la salud derivadas de las terribles olas de calor que mundialmente cada día son más evidentes y más frecuentes, está la preocupante amenaza de que el calentamiento excesivo de la superficie del mar, en la franja tropical, va a seguir generando huracanes cada vez más frecuentes y más potentes, y basta recordar que en septiembre de 2017 varias islas caribeñas fueron duramente golpeadas por los huracanes Irma y María, al extremo de que María mató 3,000 personas y destruyó la economía de la isla de Puerto Rico, con daños materiales superiores a los 100 mil millones de dólares, y como ya han pasado dos años y la isla no ha recibido más de un 15% del dinero necesario para reconstruir todo lo dañado por el huracán, la población ha estado acumulando insatisfacciones sociales y materiales que le han llevado a disgustarse con sus autoridades hasta provocar la inestabilidad política que hoy vive esa sociedad.
Y ante esta terrible realidad del incremento indetenible de las temperaturas globales, se impone la obligatoriedad de que el liderazgo político mundial concentre parte de sus esfuerzos en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y en los necesarios programas de reforestación, tal y como lo acaba de hacer Etiopía, donde en la pasada semana la población se unió a un programa de reforestación nacional logrando el récord mundial de sembrar 353 millones de árboles en 12 horas, para ayudar a contrarrestar el calentamiento global y sus efectos negativos, pues cada árbol grande puede atrapar 8 kilogramos de CO2 al año.
La gran verdad es que el mundo de hoy camina por un sendero de incremento indetenible de las temperaturas globales, y sus consecuencias directas sobre los seres humanos serán cada vez más mortales.