De alguna manera en el artículo anterior (Ambiente alfabetizador en la escuela) dejamos implícita la idea de que este ambiente constituye una de las condiciones necesarias para que el aprendizaje de la lectura y la escritura adquiera sentido pleno.A pesar de que sabemos que para muchos padres los niños solo aprenden a leer y a escribir en la escuela, lo cierto es que la interacción de los alumnos con el mundo letrado no solo debe posibilitarse en estos centros educativos, sino que el hogar puede efectuar también un aporte enriquecedor potenciando la capacidad de los niños y jóvenes para que se conviertan en interlocutores de los textos y promoviendo una actitud positiva hacia los mismos.
¿Qué podemos hacer para que el hogar de los niños se convierta en un ambiente alfabetizador y, por tanto, generador de aprecio hacia los textos?
Sugerimos las siguientes ideas:
•Escuchar a los niños, contarles o leerles cuentos y otras historias, cantar con ellos, hacerles adivinanzas, trabalenguas, chistes, juegos de palabras, anécdotas.
•Incorporar la práctica de dejar notas escritas a los hijos cuando los padres salen temprano y estos quedan dormidos. Asimismo, escribirles notas de felicitación cuando alcanzan logros en diferentes aspectos de su vida, cuando cumplen años o simplemente para recordarles cuán amados son.
•Conseguir libros, revistas, etiquetas de alimentos y medicinas, brochures, periódicos, etc Decidir entre todos un espacio de la casa y un horario donde la familia comparta actividades de lectura. Tener también papel y lápiz para usarlos cuando los niños deseen y que los adultos escriban naturalmente delante de los niños y verbalicen para qué escriben. Los abuelos pueden ser buenos colaboradores en este espacio.
Los maestros, tenemos el deber de apoyar a los padres para que puedan desarrollar en el hogar este tipo de ambiente capaz de colaborar con el aprendizaje de la lectura y la escritura y más aun conociendo las limitaciones de los hogares más desfavorecidos de nuestros alumnos.
En fin, la construcción de ambientes alfabetizadores contribuirá a revertir la situación descrita por Silvia Montoya, directora del Instituto de Estadísticas de la Unesco, quien considera que los problemas que tienen los jóvenes latinoamericanos en la comprensión lectora plantea una situación dramática y afirma: “Que haya niños que no tengan las competencias básicas cuando se trata de leer párrafos muy sencillos y extraer información de los mismos yo lo consideraría como una nueva definición de analfabetismo”.