El amplio margen con que fue escogido Abel Martínez como candidato del PLD ha alebrecado las gradas del pasado PLD-FUPU.
Algunos pasados de contento afirman que esa elección cambia sustancialmente la carrera política hacia 2024.
Nada nuevo hay bajo el sol de la proyección camino a las elecciones de 2024, informan algunos datos de la realidad:
1.- Luis Abinader sigue proyectado a ganar las elecciones en primera vuelta, si decidiera postularse, debido a su alta aprobación ciudadana, impulsada por su impresionante capacidad de trabajo, honradez a toda prueba y los resultados de su efectivo liderazgo frente al coronavirus y la resiliencia y pujanza de muestra economía, ante a los embates inflacionarios y recesivos en la mayoría de los países.
Esa proyección queda consolidada con la ya tradición dominicana de decidir electoralmente en primera vuelta, para evitar gastos, tensiones y crispaciones innecesarias, cuando en una primera elección ya la mayoría decidió lo que quiere.
2.- Por más que brinquen y gasten dinero y saliva, Leonel y Abel no borrarán la mancha indeleble que los marca como responsables de primer orden en el más largo período de corrupción, impunidad y descalabro institucional dejados a su paso por el estado.
3.- El PLD y la FUPU seguirán canibalizándose por la porción del pastel electoral que los enfrentará por el 12% a 14% que trata de consolidar cada uno.
4.- Continuarán frente al dilema de estar compelidos a remontar electoralmente tratando de que se olvide su pasado inmediato, y un discurso directo o indirecto que apuesta al fracaso del país en mantener controlada la inflación y firme el crecimiento económico.
5.-Abel ha hecho algún capital político con un antihaitianismo que se anula ante un Luis Abinader que es único presidente en a) construir el muro fronterizo para detener la invasión masiva de haitianos ilegales; b) equipar y mejorar las condiciones de vida y de trabajo de nuestros valientes muchachos que vigilan la zona fronteriza; y c) dejado bien claro a la comunidad internacional que no hay ni habrá jamás solución dominicana a la crisis haitiana.
El peligroso antihaitianismo oportunista y electorero de Abel no le hace ni mella a los hechos concretos, firmes, responsables y serenos del presidente Abinader frente a la crisis que viven nuestros vecinos.
6.-Y, principal determinación del triunfo y la derrota en las venideras elecciones, que la mayoría del electorado acudirá al certamen a elegir entre la alternativa de profundizar y ampliar el cambio concreto de Luis, o retroceder al pasado de corrupción, impunidad y secuestro institucional ya probado del pasado que encarnan Leonel y Abel o Abel y Leonel que como quiera da igual.
La candidatura del perdedor en que devino Leonel sin los apoyos de Balaguer y Danilo, y la nominación peledeísta de Abel sin un fuerte peso político nacional y sin discurso frente a una crisis de la magnitud en que vive el mundo y afecta al país, en nada cambian pues el escenario político hacia 2024. Eso.