Referir Egipto equivale a considerar uno de los más grandes saltos en el desarrollo histórico de la humanidad. Fue la cuna de la civilización junto a los sumerios.
¿Cómo entender que “hay un país en el mundo, en el mismo trayecto del Sol” fragmento de isla, el cual en cuanto al Índice de Desarrollo Humano-IDH- supere a Egipto en 17 posiciones?
Así es. La República Dominicana en el IDH de 2021 ocupa la posición 80 y Egipto ocupa la 97. Mas no es tanto lo “bien” que está la República Dominicana, sino lo mal que está Egipto en la actualidad en cuanto a las condiciones de vida sus ciudadanas y ciudadanos, precisamente de ese tan icónico país.
Se trata de una referencia comparativa desde una retrospectiva histórica.
Egipto es un país transcontinental ubicado mayoritariamente en el extremo noreste de África, mientras que en Asia se encuentra la península de Sinaí.
En cuanto al examen de los Estados en el propósito de auscultar los factores asociados al cumplimiento de sus roles en cuanto al desarrollo correspondiente a la triada democracia, transparencia y eficiencia; es ahí a partir de lo cual mejor se puede entender por qué Egipto tanto se ha retrasado.
De los hechos más recientes se destaca de qué manera como resultado de aquellos movimientos por la democracia de la llamada “Primavera Árabe” del 2010 al 2012, en Egipto se realizan manifestaciones de millones de personas dando por resultado el derrocamiento de Hosni Mubarak el 11 de febrero de 2011, después de 30 años de dictadura. En las primeras elecciones democráticas es electo como presidente Mohamed Morsi el 3 de julio de 2013, para ser derrocado 12 meses y 3 días después, instaurando así a partir de entonces otra dictadura, aún vigente.
Mohamed Morsi había llevado una vida tranquila antes de regresar a su país, habiendo sido profesor en la Universidad de California. Muere el 17 de junio de 2019 a los 67 años como resultado de extremas condiciones carcelarias.
Junto a la trágica realidad en cuanto a la democracia y la corrupción que se le asocia hay además en Egipto un muy negativo entrelazamiento entre religión y política.
De las riquezas de Egipto, ni hablar; explican entre otros factores su impresionante y temprana presencia en la historia de la humanidad. Hoy casi un millón de kilómetros cuadrados de extensión para 113 millones de personas, con todo para prosperar, si el Estado funcionara como tal.
¿Cómo realmente entender y aceptar el tan prolongado retraso de las luces de Egipto para volver a iluminar a la humanidad? ¿Será posible de nuevo? ¿Cómo? ¿Cuándo?