La diplomacia cultural según Carol Hess, de la Universidad de California Estados Unidos es ese poder “Blando” que une a los pueblos con las ideas, con las formas de crear y difundir.
La Unesco, en su Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural del año 2001, reafirmó que “la cultura tiene que ser considerada como el conjunto de característica espirituales, materiales, intelectuales y emocionales propias de una sociedad o grupo social’’, y que “abarca, además del arte y la literatura, los estilos de vida, las formas de convivencia, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias’’.
La misma desempeña un papel importante en las relaciones internacionales actuales, caracterizadas por los denominados choques culturales, y constituye una herramienta decisiva no sólo para transmitir la cultura y los valores nacionales, sino también para escuchar lo que el resto del mundo nos está diciendo.
No es del dominio exclusivo de los estados-nación, sino que los actores no estatales (sociedad civil, ONG, universidades, académicos, etc.) desempeñan un papel protagonista en este ámbito.
El propósito es que se desarrolle una comprensión de los ideales de una nación en un esfuerzo por generar un amplio apoyo para los objetivos económicos y políticos. La misma revela el alma de un país, que a su vez crea influencia.
Se sitúa como una de las principales tarjetas de presentación de los países, en su esfuerzo para promocionar una imagen que les ayude a conseguir sus otros retos políticos o de posicionamiento internacional.
Entre las funciones de una misión están: fomentar las relaciones de amistades, culturales y científica
Y dentro de poco se inicia febrero, considerado el mes de la Patria donde cada misión diplomática realiza las actividades culturales más importantes del año por ser el mes de la herencia dominicana y donde se expresan los sentimientos patrióticos.
Durante ese mes y todo el año la cancillería dominicana promueve y difunde en el exterior a través de sus misiones diplomáticas los valores principales y las expresiones más significativas de la cultura y de su rica historia. Y así las embajadas preparan sus actividades culturales.
En una ocasión escuché decir al embajador de entonces ante la Unesco José Antonio Rodríguez luego de la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a ambos ritmos de nuestro país, lo siguiente.
“Ya la bachata y el merengue tienen un apellido que nadie se lo puede quitar. Ya nadie puede ni siquiera cuestionar que hubo un país que desarrolló un género musical, fusionado con otros, pero que lo hizo propio y que se llama merengue y bachata’’.
Para terminar esas actividades culturales de las misiones diplomáticas de difundir lo nuestro es normal en todos los sistemas políticos pues siempre han utilizado la cultura y el arte para mostrarse al exterior, la diplomacia cultural se encarga de la promoción exterior de un país, y como parte de la política de cooperación internacional.