Luis Abinader ofreció, porque ofrece y no cumple, unas declaraciones que dicen: “La Pluma”, el prófugo de La Victoria, “yo le recomiendo que se entregue” ¿Y eso, el presidente está descendiendo a ser jefe de la policía? ¿Y si en un “intercambio de disparos” asesinan a ese prófugo? ¿Eso es “allante y movimiento” porque no tiene un Plan de Seguridad Ciudadana?
Otra sorpresa, el viernes se dijo que el ministro de Educación “licita compra de esposas, gas pimienta, linternas recargables, silbatos y bastones antimotines”, y cuando se busca algo más, pensando que es para acompañar a Abinader, se lee el detalle haciendo alarde dice “ que el pedido fue realizado al Comité de Compras y Contrataciones (…) desde el pasado mes de julio /…) para la Dirección de Seguridad de esa entidad”.
¿Es para motines y sublevaciones que entiende se van a producir en las escuelas? ¿La seguridad escolar se prepara para enfrentar a los estudiantes y, posiblemente, a los profesores?¿Acaso son esas las herramientas para “disuadir” a unos que otros estudiantes indisciplinados o a bandas que se acerquen a los planteles? La violencia no se combate con violencia indiscriminada, debe focalizarse.
El viernes y sábado se daba la versión policial sobre un tiroteo entre, o por bandas, en la calle 42 del barrio Capotillo, y el sábado de que había entrado un contingente de 300 militares y policías; ahora los responsables se esconden como topos y se culpa a inocentes para no salir sin nada. Debo decir que fue por Capotillo por donde empezó Barrio Seguro, el 20 de agosto de 2005. Cuando los “asesores que asesorábamos” hicieron un levantamiento de percepción, sobre cómo miraban los habitantes a la policía y cómo la policía a ellos, eso no nos interesó, sino cuál era el barrio con más criminalidad.
Resultó ser Capotillo; empezamos ahí el Plan de Seguridad Ciudadana, con el entonces presidente Dr. Leonel Fernández, poniéndole nosotros, no los “asesores”, el nombre de Barrio Seguro, al programa. Al empezar hicimos un levantamiento, y como ministro entré solo precisamente por la calle 42, la cual tenía fama de que extraños no podían circular por ella. El programa Barrio Seguro, uno entre más de diez que componían el Plan de Seguridad Ciudadana, por sus éxitos, se generalizó y se llevó a 110 barrios del país.
¿Por qué su éxito? Porque la población que vive en ellos son los excluidos por el Estado; éste no les ofrece servicios ni atenciones para garantizarles el ejercicio de sus derechos ciudadanos, y si nada se resuelve, el crimen organizado y la delincuencia común sustituyen al Estado.
El Listín Diario editorializa el viernes, parece saber más que Abinader lo que está ocurriendo. Titula: “Asesinatos escalofriantes”, y empieza: “Una sucesión de asesinatos escalofriantes en lo que va de año ha puesto al descubierto el nivel de violencia extrema que está cobrando la criminalidad en nuestro país, estilo de Sinaloa, México”; hace la secuencia y asegura que actúan: “Al igual que los que emplean, de su parte, las ‘fuerzas oscuras’ que operan bajo las sombrillas de alguna autoridad para eliminar testigos o ejecutores de perversas fechorías, o para borrar huellas de su propia complicidad.”
Lo que está sucediendo tiene solución con un Plan de Seguridad Ciudadana, el cual no tiene Abinader ni su gobierno.