La apreciación generalizada es que estas navidades fueron sin celebración. Cuando se pregunta por qué surge la respuesta que no se hace esperar y se dice “porque no hay dinero”. Ahí brota la otra pregunta inmediata ¿cómo sin dinero si a principio de diciembre el presidente Abinader anunció que pondría en circulación 21 mil millones de pesos en sueldos, regalías, sueldos14, tarjetas Supérate y bonos. Pero entregados tarde. En las redes sociales comentaron, y fue lo peor, que a la gente no le alcanzó porque pagaron deudas contraídas para poder mal alimentarse y los “cuartos no alcanzaron”
Hubo “memes” ofreciendo sesiones de fotografías con la imagen de un cerdo asado como lo único y habría, para mandárselas rememorando lo que antes abundaba, los amigos y familiares. Sobre estas navidades los economistas deben explicar las causas de los precios porque se “tragaron los chelitos”, pero el Banco Central junto al FMI anunciaron que se logró bajar la tasa de inflación a 4; aunque eso no es lo que dice la cartera cuando contamos los pesitos para pagar.
La inflación no baja porque Abinader la agrava al “entrarle a escobazos” a los sectores productivos, y ha creado una caída del crecimiento histórico del PIB de los últimos 25 años, que lo ha sido sobre el 5% anual. Desde septiembre 2023 Abinader cerró el mercado binacional y recientemente aprobó otra ley sobre tasa cero para importar renglones productivos, por lo que el Dr. Leonel Fernández denominó a este gobierno con “vocación importadora”. El Dr. Fernández por decente, a mí me parece que Abinader es un “agresor de la autonomía alimentaria” y un “aguafiestas”.
Leonel refirió también a que la economía no crecería este año más de 2.5%, y quizás solo 2%. Es válida su afirmación, aunque solo agregaría que será menos de 2% fruto de tanto vapuleo (“zarandeo”(RAE) contra la actividad productiva alimentaria del pais.
Es como aquellos proverbios bíblicos (29) o aforismos, enigmas o sentencias: “Cuando el malvado gobierna, el pueblo gime”; “El justo conoce la causa de los pobres”; “Sin profecía el pueblo se desenfrena”. Si solo consideramos estos tres proverbios, con ellos decimos “el pueblo gime”( sufre), “el justo conoce la causa” y la “profecía” para que el pueblo no “se desenfrene”.
El mismo Abinader, sus funcionarios y los que fungen de dirigentes partidario gobernando viven en su glamour y recreación del Poder, en su única creencia que con el control del Poder y del Estado, sus recursos disponibles podrán quebrar al pueblo y quedarse. Los pobres, aún con mucho dinero, ignoran que el pueblo en su “desenfreno” defenderá su “causa”, “su profecía”.
El proceso nuestro repite lecciones; cuando Bosch él decía: “cuando te den coge y a la hora de votar, vota por lo que te diga tu corazón”; o décadas después Peña Gómez repetía “cogemos la cajita y no somos balagueristas”. Además, el PRM no podrá darle dinero a 3.5 millones de los 8.1 millones de electores para ganar; y si lo intenta, los encargados de entregarlos se los cogen; si los llegan a entregar, nada obliga a los que los reciban a votar por Abinader. El pueblo por eso simula y no dice cómo votará. Sabe que Abinader es aguafiestas e intolerante; desvincula empleados, acosa y mal gobierna.