El robo de un boceto de Iván Tovar de una pared del Museo de las Casas Reales ha traído consigo más interrogantes que aquella exitosa película india del 2008 Slumdog Millionaire, de Danny Boyle. También ha traído algunos movimientos interesantes.
Primero, el robo no fue el jueves pasado, cuando salió la nota de prensa. El robo ocurrió el miércoles de la Semana Santa.
Molto vivace. Lo primero que hicieron fue botar a la directora del museo, el pasado 13, a caja destemplada. Una persona con 22 años de trabajo en el sector, con prestigio. De manera que la nota del Ministerio de Cultura diciendo que no se iban a tomar medidas con nadie hasta que no hubiese resultados de la investigación, mentía. La carta de recursos humanos cancelando a la Sra. Hazim tiene faltas de ortografía: “Distinguido (sic) señora Hazim: Aprovechamos para agradecerle el tiempo y los servicios prestado (sic)…”. ¿Una carta oficial del Ministerio de Cultura con faltas de ortografía?
Allegro ma non tropo. El segundo movimiento tiene que ver con llevar a ese puesto dizque a una cuñada de un viceministro de Cultura. Mientras tanto, la señora Iris de Modesert, ha sido designada directora del Museo de las Casas Reales, supuestamente temporal.
Pianissimo. Pero el movimiento de verdad lento va a ser que los culpables de que las instalaciones culturales como el Museo de las Casas Reales no cuenten con las necesarias medidas de seguridad, reconozcan su error.
Todo museo que se respete, o galería de arte, debe contar con las mayores medidas de seguridad, ya que el daño o hurto de una pieza museable -en este caso es peor porque supuestamente el boceto pertenece a una colección privada ofrece mala imagen del país.
El caso, según el vulgo, tiene “cocorícamo”. ¡¿Robar Tovar?!