“Los tiranos intensos / son los breves / los fugaces. / Esos sí son tiranos interesantes / fundadores de la inquietud. / No así estos tipos eternos y aburridos / toda la vida en el poder / tanto tiempo que uno termina por quererlos / que uno termina muerto de amor por ellos. / Que / Que uno / Que uno termina / Que uno termina muerto”, escribió el gran poeta cubano Raúl Rivero, que sufrió la ergástula en Cuba.

El poema sirve de marco para tratar de asimilar, con el mayor respeto como artista, la actitud de Bonny Cepeda, porque cantarle a un tirano, muerto de amor por él, es tragicómico.

Cantarle, además, el plagio de una canción de Manny Cruz titulada “Santo Domingo” cambiando el título por “Venezuela”, es doblemente inmoral. Lo hizo en el cumpleaños de Nicolás Maduro en el 2022.
Un merenguero de dudosa calidad, Omar Enrique, con los bolsillos llenos de dinero, ha sido el anzuelo lanzado por el régimen para conquistar artistas que lo respalden, además de Bonny Cepeda. En los últimos meses han desfilado por ahí Karol G, Bad Bunny -Marc Anthony anunció que suspendió el concierto programado para este mes-; y hace un año nuestros merengueros, incluido al mismísimo Manny, Fernandito, Eddy, Sergio, Kinito, y Aramis Camilo, quienes han ido a cantar a la capital venezolana como parte de un festival mundial del merengue.

Con los demás artistas uno puede hacerse de la vista gorda. Son artistas, los contratan, les pagan. Van y lo hacen. Acordemos esto, a pesar de los antecedentes de las graves violaciones de los derechos humanos que acumula en su hoja de ruta Nicolás, quien fuera alumno de la Escuela Ñico López del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, donde mismo estudiaron Evo, Daniel y otros.

En el caso de Cepeda se trata de un alto funcionario dominicano. Su cargo de viceministro de Cultura -organismo al cual no asiste desde hace al menos tres años, donde sigue cobrando salarios y dietas y prebendas-, habla de que algo no anda bien en su mente. Si Ud. es funcionario de un gobierno se debe a la política de ese gobierno al cual Ud. representa, por muy artista que usted sea.

Aparecer en la TV, refrendando con su presencia y su aplauso, en un acto que se ha ganado la repulsa mundial por lo espurio, de la autodeclaración de Nicolás Maduro como ganador en los comicios, es en primer lugar, ir en contra de los intereses oficiales de su país donde usted es funcionario designado por el presidente. ¿A cuál de los dos le es más fiel; a Abinader o a Maduro? En las redes le han dado hasta con el fondo del cubo del agua. Esto por lo altamente sensible que es el tema.

Para comenzar a restituir su nombre, el funcionario Bonny Cepeda debería renunciar a su cargo de viceministro de Cultura. Retirarse un poco, que en pocos meses todo se habrá olvidado. Dejar de cantar esa canción-plagio de Manny Cruz, y regresar con algún buen tema nuevo que lo pegue de nuevo. Dicho sea de paso, plagio hay cuando son más de 7 compases, no más de 18 compases. Según ha dicho Bonny él tenía la mitad, o sea 9. Huelgan comentarios.

Creo en el artista, mas no en el hombre que adora a un tirano. Sobre todo por aquello de que “Los tiranos intensos / son los breves / los fugaces”, no los aburridos que tratan de perpetuarse en el poder, cueste lo que cueste”.

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