No solo de pan vive el hombre, dijo Jesús, y esa otra cosa, que no era pan, quería significar el lujo del henchimiento espiritual, según el filósofo español Ortega y Gasset.
Lo espiritual es, pues, tan importante como lo material. El alimento cotidiano debe ser de ambas sustancias. “A las cosas que son feas, / ponles un poco de amor, / y verás que la tristeza / va cambiando de color…”, cantaba la trovadora Teresita Fernández: “Alita de cucaracha, / llevada hasta el hormiguero, / así quiero que en mi muerte, / me lleven al cementerio…”.
Lo bello está por doquier. Pero ahora también lo abominable -por agresivo contra la misma cultura-, está en los medios como en las redes sociales. Estamos rodeados de indecencias, de mediocridad, de antivalores, de ignorancia a propósito.
La gala del Micrófono de Oro, celebrada el pasado miércoles fue un oasis donde hubo ausencia de esas cosas deplorables.
El Círculo de Locutores reconoció a los expresidentes que han liderado la asociación en estos 50 años. Y sobre todo, la clase se vistió de largo y se ofreció un homenaje a sí misma.
Largos discursos dilataron el show, de por sí prolongado. Tanto de presentadores de los premios como de los receptores.
Debería de aceptarse como norma, agradecer con una sola palabra: “Gracias”, y que cada cual exprese su dedicatoria a través de las redes, sobre todo las propias. Porque el tiempo en televisión es oro y significa economía. Cada minuto cuesta. Si esto se aceptase se habrían ahorrado probablemente unos 40 minutos de espectáculo.
Chiqui Hadad debió halarse los pelos debido a esas dilaciones, porque sus propuestas artísticas, de por sí muy espaciadas una de la otra, fueron interesantes y realizadas con buen gusto. Por ejemplo, el homenaje a “Pena”, de Luis Segura, en hip hop por Mark B y Rosaly Rubio. Maridalia excelente con su visitación a baladas de moda de hace 50 años. Menos feliz lo de Sexapeal. Homenajes al Conjunto Quisqueya y a Salsa pa’ tu lechón, de El Caballo Ventura. Bien por el Gran Micrófono de Oro a Franklin Mirabal, mi exvecino.