Boicotear la Feria Internacional del Libro es autoboicotearse. Una cosa es tener opiniones acerca de si debía realizarse o no -como es mi opinión personal- y otra es llamar a boicotear la feria, porque es como meterse una pedrada uno mismo.
Una cosa es pensar que este o aquel país no debieron ser los invitados de honor y otro es llamar a boicotear la feria por la política de Israel. No estamos en la época de la guerra de Viet Nam.
Del boicot a los actos de repudio estilo socialismo cubano, va un paso. Del boicot al odio, una hoja de parra, o una cáscara de cebolla.
Un grupo de escritores firmantes aduce el tema de Palestina. Y tienen sus razones. Sin embargo, algo innegable es el desarrollo científico técnico y cultural de Israel.
Los cubanos llevamos un dictadorzuelo que nos inyectaron en el ADN en las escuelas en el campo de los años 70 y 80. Sin embargo, uno evoluciona. Si hay algo que me ha enseñado República Dominicana es a respetar el pensamiento del otro (aunque a veces me cueste trabajo). Respetar puntos de vista opuestos a los de uno: eso es democracia.
La cultura debe convertirse cada vez más en el espacio donde la democracia esté más a gusto.
La justicia social es una asignatura pendiente en todas las variantes del socialismo XX y XXI.
Hace pocas semanas la ministro de Cultura Milagros Germán viajó a Cuba a un evento del G77 más China. Allí se fotografió con Díaz Canel y el ministro de Cultura cubano, conocido por su agresividad con artistas jóvenes que piensan diferente. Fueron apresados.
¿Voy a oponerme a que la ministro viaje y se fotografíe con personas que reprimen sistemáticamente artistas y esscritores? No, eso es cuestión de ella. Es más, puede dedicar la feria a Cuba (me han dicho que hay mucho interés en eso). Yo no llamaría nunca a un boicot.
Ojalá que la feria pueda revivir como un espacio azul, amplio, democrático, para decirlo con Nicolás Guillén. A ver si aquellos que reprimen aprenden algo de la democracia que felizmente vive este país y que les niegan a los ciudadanos suyos. Boicots y represiones son anticulturales.