El INTEC no sé en qué momento realizó una encuesta entre ochenta y tres ejecutivos de empresas radicadas en el país, que opinaron sobre favoritismo en el proceso de toma de decisiones en el país, desviación de recursos públicos, confianza pública en los políticos, comportamiento ético de las empresas y pagos irregulares y sobornos.
Antes que nada, no estoy entre el grupo de los ochenta y tres, pero sí admiro que no sólo evaluaron con puntaciones negativas a los políticos, sino a los propios empresarios, algo que el autor del artículo nunca sería capaz.
A esta altura de la vida, y viendo ya la cantidad de canas de mi amigo Andy, como las tengo yo, pensaría que buscaría con su talento, en vez de criticarlo todo, debía estar influyendo para resolver problemas estructurales del país que no son de hoy, se remontan a muchos años atrás.
Tanto así, que aún recuerdo, cuando como ahora, que le dice a esos ejecutivos evasores, cuando lo invité a un programa de televisión para que llevara los estados financieros de Fondo Micro, pequeño banco de su propiedad, dirigido a la pequeña empresa, que terminó quebrado y una institución financiera le hizo el favor de “comprarlo”, para evitarle problemas al talentoso infante terrible y también los de la empresa familiar, a ver quién pagaba más impuestos.
Nunca aceptó mi invitación, porque critica a los empresarios por evasores, donde hay muchos, pero no todos son iguales y olvida que la subvaluación le corre por las venas.
Hace pocas semanas, propuso que el sector turístico fuera estatizado para con eso pagar parte de la deuda externa. Y aunque todos sabemos que el gobierno no haría eso, de la misma forma como podemos sentirnos orgullosos de que nos mejoren las calificaciones y que las emisiones de bonos tengan en los mercados internacionales gran demanda, me preguntaría ¿cuál sería la reacción de esos mismos mercados que desean comprar bonos si leen un artículo de alguien que ha participado en la promoción y venta de bonos, que precisamente es el que propone estatizar uno de los sectores más dinámicos de la economía?
En un brillante trabajo de Asonahores y el Banco Popular, sólo una gráfica demuestra la importancia de este sector. La inversión extranjera del turismo es mayor que la del comercio, es mayor que la inversión en electricidad, zonas francas en conjunto, es mayor que las telecomunicaciones, sector minero y transporte.
Esto sin quitar la importancia que representa cada uno de estos sectores en la inversión extranjera para la economía del país.
No puedo negar que cuando leí el artículo de comprar las inversiones del sector turístico para pagar la deuda con los supuestos o reales impuestos que el economista calcula dejan de pagar, no me quedó más remedio que reírme.
Me imaginaba un vuelo chárter lleno de turistas alemanes al llegar uno de los hoteles; el equipaje no había quien lo cargara, pues algunos de los maleteros estaban de huelga porque estudiaban medicina y apoyaban las huelgas semanales de Waldo Ariel Suero. En mi época de presidente del CONEP, coincidió que era también presidente de la AMD, hoy CMD, y recuerdo que me refería al galeno como Waldo huelga. Al igual que el economista, no ha madurado.
Los cansados turistas cargando sus maletas llegaban a la recepción donde se encuentran con cinco personas, no las dos habituales, una chateaba, la otra se pintaba las uñas, otra se comía un pollo frito y las dos que quedaban recibían con desgano a los turistas, que al pedir su reservación le contestaban que el sistema no servía porque el encargado de cómputos simpatizaba con la ADP que estaba en huelga y él se solidarizó con la misma.
En la conferencia que dicté en el desayuno que ofrece el Arzobispado, en el mes de abril, decía que no hacemos nada en vivir acusándonos de corruptos y evasores y proponía traer trescientos graduados de universidades americanas y europeas para hacer auditorías a empresarios y políticos y todo el que no pudiera justificar su patrimonio, pagaba un veinte y cinco por ciento.
En ese caso, me pongo a la orden a ser auditado y espero que el economista haga lo propio. El gobierno debe sentirse incómodo con los artículos del economista, que cada semana barre con un sector empresarial diferente.
Las relaciones con el gobierno y el sector privado son armónicas, podremos tener diferencias de forma con ciertos tópicos, pero en el fondo ambos queremos el crecimiento y la estabilidad para el país.
Criticamos las barbaridades que oímos por radio y televisión. ¿Cuál diferencia existe entre el suspendido por veinte días y el que cada lunes en vez de aportar soluciones con su talento lo usa para insultar? Es menos soez, pero finalmente parecidos. Lo único que espero es que el fin de los insultos no sea el mismo que el de los veinte días de suspensión.
Nuestro país tiene logros indudables, tenemos atrasos que nadie puede negar, pero la única forma de resolver problemas ancestrales no es la crítica destructiva, por el contrario, es un aporte sano para lograr variar los índices negativos y seguir sintiéndonos orgullosos de los positivos.