Golden State ha recuperado algo que perdió en la pasada final ante Cleveland: su orgullo.Estar tan cerca de una corona y que se esfume, sin dejar de darle crédito a LeBron James y sus compañeros, duele bastante.
Es frustrante.
Arrancaron esta campaña con nuevos bríos. Llegó Kevin Durant y salieron como favoritos. Aún así, siempre había una interrogante.
Estaban en primero, pateaban a varios oponentes, pero la duda no se disipaba. Stephen Curry no era el de años anteriores, Klay Thompson era un sacrificado por la integración de Durant, en fin, preguntas sin contestar.
Al lesionarse Durant de su rodilla izquierda llegó una prueba que, al menos desde nuestro punto de vista, la escuadra ha superado con creces y ahora luce como un equipo con una misión, un conglomerado empeñado en terminar una tarea pendiente.
Hubo momentos duros en los albores de la etapa sin Durant por impedimento físico. Perdieron de Washington (ahí se lastimó KD) y Chicago, pasaron penurias para vencer a los Knicks y a los Haws, luego sucumbieron en tres ocasiones seguidas, incluido un paseo 107-85 ante los Spurs el 11 de marzo, que fue la última vez que mordieron el polvo de la derrota.
Desde entonces llevan nueve victorias seguidas. Han dominado a duros rivales, entre ellos a los Rockets de Houston y el propio San Antonio en noches consecutivas en la ruta el martes y miércoles de esta semana. Los Spurs llegaron a estar encima por 15 y 22 puntos, respectivamente, pero los muchachos de Steve Kerr hicieron el regreso.
Curry es otro. Thompson se ha insuflado como antes y, para los que llevan anotaciones, está defendiendo con la misma intensidad que un felino protege sus crías. Andre Iguodala lidera otros contribuyentes.
Durant es necesario. Decir lo contrario es no estar en su sano juicio. A nadie le amarga un dulce, ¿verdad? Pero estos Guerreros tienen el toque asesino de vuelta. Eso facilita las cosas para que Durant no apresure su retorno y que el resto de la liga piense lo peor.
Golden State se aplicó el refrán que dice “no sabía cómo ser fuerte hasta que ser fuerte era la única opción”. Peligro a la vista.