A 169 kilómetros de la ciudad de Santo Domingo, se encuentra una de las atracciones naturales más bellas de la costa nordeste
Luego de pasar por la exuberante área de cocoteros de la entrada de Nagua, apenas a 27 kilómetros se llega a la laguna Dudú, ubicada en Cabrera. Tras dos horas y media de recorrido desde Santo Domingo se llega a un destino en el que predominan aguas cristalinas color azul turquesa y se encuentran varios ambientes para compartir en familia.
Turistas de todo el mundo, 50 % europeos, 23 % de norteamericanos, 20 % sudamericanos y 7 % de Centroamérica y Caribe acuden a este hermoso parque, cuya entrada tiene un costo de $250 pesos por adulto y $150 pesos para niños de cinco a diez años.
Dentro hay varias opciones a disfrutar que van desde puntos fotográficos, voleibol de playa, fútbol, columpios y hamacas. Opcionalmente se pueden rentar lockers y chalecos salvavidas, lanzarse del zipline caída libre y bucear siempre y cuando se posea la certificación.
Al inicio, el visitante puede ver amplias áreas verdes de la laguna Dudú. Se alcanza ver la zona del zipline desde una altura de 10 metros, lugar desde donde se lanzó el actor de Batman Begins, Cristian Bale; y donde se practica el espeleobuceo a 30 metros de profundidad. Si las personas saben nadar pueden disfrutar de un chapuzón de agua dulce o simplemente entrar al agua con su salvavidas o equipo de snorkel.
La curiosidad sobre la cueva que ven los buzos me invita a indagar a Gerges Martínez Rodríguez, administrador de la laguna Dudú, quien nos explica que dentro de Dudú hay una profundidad de 25 a 30 metros y hacia la cueva, los buzos descienden hasta 60 metros mediante un recorrido que tiene una duración de entre unos 45 a 60 minutos.
“Los buzos que se han sumergido me cuentan que se observa un bosque encantado acuático, una nube misteriosa (de sulfato de hidrógeno), una cúpula abierta con aire, así como estalactitas y estalagmitas”, informa Martínez.
Desde la laguna Dudú se practica buceo entre 90-100 metros de distancia, en medio de aguas subterráneas cuyo recorrido natural va hacia la Cueva Azul (oscura). El recorrido continúa con un sendero natural en el cual se observan hamacas, columpios, árboles, flores y una extensa área verde; a seguidas se suben unos escalones que te llevan a la Cueva Taína. Sobre este lugar, Martínez comenta que en el interior de la cavidad el aire es fresco y a veces húmedo, “vemos formaciones geológicas con variedad de colores, estalactitas, estalagmitas y espeleotema (unión de una estalactita y una estalagmita formando una columna)”.
Finalmente se encuentra la Cueva Oscura y el Pozo del Caballo donde se disfrutas de paisajes paradisíacos, los niños se pueden bañar en las áreas bajitas y los adultos practicar natación y snorkeling. Se pueden apreciar truchas, tortugas, camarones y patos migratorios; y se escucha el canto de las golondrinas.
Indagando más a Martínez sobre este hermoso lugar nos dice que la laguna Dudú es un cenote, un paraíso bajo el agua. Cada cenote tiene su peculiaridad y belleza tanto dentro como fuera de sus aguas. “Nuestros taínos los llamaban ‘Sagüey’ o ‘Jaguey’, que significa ‘tierra llena de agua’ y conocido por los mayas con la palabra ‘tz’onot’ que significa caverna con agua”.
La laguna Dudú es un destino con varias actividades acuáticas y es un establecimiento inspeccionado por COVID-19: certificado por el Ministerio de Turismo (MITUR) y aprobado con el sello de Safe Travels por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (World Travel & Tourism Council – WTTC). “Gracias a nuestros clientes obtenemos calificación de 4.7 estrellas por TripAdvisor y Google My Business como un destino exclusivo con un servicio al cliente excepcional”, mencionó Martínez.
Acerca de la historia del área, el entrevistado indica que todo inicia en la región de Maguá, cacicazgo con 21 nitaínos (nobles). El cacique del momento se llamaba Guarionex (El Señor Noble Valiente), quien era hijo del cacique Guacanagarix, el gran profeta taíno que tuvo la visión de la llegada de los Guamikena (hombre blanco).
Guarionex cuando fue apresado por última vez, en julio de 1502, fue enviado por Ovando a España donde murió poco después de partir cuando la embarcación fue azotada por un huracán. La sociedad taína, las Naborias (plebeyos) fueron gobernados por jefes conocidos como caciques que eran la máxima autoridad en un Yucayeque (aldea). Los jefes fueron aconsejados por sacerdotes-sanadores conocidos como bohíques y los nitaínos que es como se conocía a los ancianos y guerreros.
“Se cree que ‘E Du Du’ era un líder Nitaíno o un Bohíque a la llegada del Guamikena. La primera embarcación que llegó en esta región con tripulantes predominante portugueses les llamaron DuDú. Un apodo común. Hasta el día de hoy, para quienes llevan de nombres Eduardo / Eduarda”, complementó Martínez.