A veces las personas, en el ámbito profesional, pensamos que tenemos capacidades que van más allá de la utilidad que se nos da en nuestro lugar de trabajo.
Esto así, porque quizás, en un tiempo recibimos reconocimientos de nuestros superiores o supervisores e incluso, de quienes con menos frecuencia suelen reconocernos: Nuestros compañeros.
Todo esto, nos hace suponer que vamos en ascenso constante, que somos buenos en lo que hacemos. Es cuando comenzamos a pensar que ciertamente “llegaremos lejos”.
Sin embargo, por descuido nuestro, por aquello que algunos llaman suerte y otros oportunidades, o simplemente porque a la hora de asignarte una función, se imponen factores diferentes a los que pensabas pesarían más, terminas realizando una tarea que consideras muy por debajo de tus capacidades y de tu preparación.
Entonces es cuando está en tus manos dejarte arrastrar por la corriente y sentirte frustrado o, por el contrario, verle el lado bueno a la situación.
No todo en la vida es como queremos, no todo llega cuando lo deseamos y tampoco es posible ser lo que uno desea por el simple hecho de desearlo.
Muchas veces, quizás nos sobreestimamos, nos sobrevaluamos, pensamos que podemos más de lo que en realidad nos es posible realizar con la debida calidad.
Quizás, nuestra vanidad nos hace ver en nosotros cualidades que en verdad no tenemos.
Nos creemos capaces y preparados para cosas que si llegaran a tocarnos no sabríamos ni cómo empezarlas. Reconocer esto, representa la parte más difícil.
Por eso, cuando nos dicen y nos dan lo que “nos toca”, nos sentimos indignados, menospreciados, subestimados, subutilizados.
Es más, sentimos que contra nosotros se ha actuado con injusticia.
Sin embrago, pensándolo bien, quizás el otro, desde afuera, después de cierto período de observación y basado en su experiencia con casos similares, sabe exactamente cuáles son nuestras capacidades reales, para lo que en verdad “damos” y con la mejor intención del mundo, nos coloca en donde sabe que quedaremos bien, o al menos no quedaremos tan mal.