El “romance scam” (estafa romántica) es la nueva modalidad de estafa a través de Tinder. Se trata de grupos organizados que establecen relaciones sentimentales virtuales a través de la app de Tinder, convenciendo a las víctimas para que les envíen dinero para poder conocerse en persona.
La modalidad de estafa comenzó a documentarse en Europa, donde se cree que mafias logran transferencias superiores a los 200.000 euros. Las víctimas, oriundas de diversos países europeos, suelen ser personas de edad madura. Los estafadores contactan con ellas por medio de Tinder, e comienzan a hablar con ellas de manera cariñosa y atenta para comenzar una relación a distancia.
Los cibercriminales usan fotos robadas de modelos y actores desconocidos para engañar a sus víctimas. Asimismo, se respaldan en excusas como “que estaban de viaje, trabajando o que su cámara se había roto” cada vez que las víctimas les pedían una foto nueva o querían hacer una videollamada.
Al poco tiempo de establecer esta supuesta relación a distancia, los estafadores piden a sus víctimas que les envíen dinero. Alegando que lo necesitaban para comprar un viaje para reunirse con ellos.
Las redes del “romance scam”
En septiembre de 2021, una mujer irlandesa denunció que había sido víctima del “romance scam”. Así comenzó el rastreo de la cuenta bancaria a la que la mujer había enviado dinero. Siguiendo la pista se descubrió que la cuenta era de origen español.
Tras investigar la cuenta y seguir la dirección IP de las transferencias, la Policía Nacional descubrió que pertenecían a una persona que vivía en Barcelona. En la misma cuenta había numerosas transferencias con importes altos de otras cuentas españolas, algo que parecía muy sospechoso.
Al seguir con la investigación, la policía encontró que existían varias cuentas bancarias que estaban relacionadas entre sí además de descubrir envíos de dinero a otras cuentas en el extranjero. Rastreando estos movimientos, las autoridades llegaron a identificar a dos hombres, uno con domicilio en Pamplona y otro en Alicante, que aparecían como los titulares y que pertenecían a un grupo organizado especializado en estas estafas.
Los hombres hoy arrestados recopilaron miles de euros gracias a las transferencias de las víctimas. El principal problema fue que los perjudicados no denunciaban, o porque no eran conscientes de la estafa o por vergüenza por haber sido engañados.