Google anunció que destinará 25 millones de dólares a ayudar a organizaciones que usen la inteligencia artificial

La inteligencia artificial está llamada a ser la gran revolución tecnológica de los próximos años, no solo en el mundo de la empresa, sino también en el ámbito social, con aplicaciones que van desde la detección precoz del cáncer hasta la lucha contra la deforestación del Amazonas.

Una de las grandes empresas tecnológicas que están apostando con más fuerza por esta tecnología es Google, que recientemente anunció que destinará 25 millones de dólares a ayudar a organizaciones que usen la inteligencia artificial para “solucionar problemas sociales, humanitarios y medioambientales”.

Una de estas aplicaciones, promovida desde dentro mismo de la compañía, es el uso de aprendizaje automático (“machine learning”, en inglés) en un microscopio para ayudar a detectar el cáncer, explicó a Efe el técnico de programación de Google, Bob McDonald. “Usamos una cámara que recibe las mismas imágenes que el investigador, a través del microscopio. Esas imágenes llegan a un ordenador que ha aprendido a predecir, dónde se encuentran las células del cáncer en caso de que las haya”, indicó McDonald.

De esta manera, la máquina se encarga de llevar a cabo una tarea repetitiva y con un elevado coste de tiempo como el análisis de muestras y, en caso de hallar indicios de cáncer, alerta a un investigador humano.

Según los responsables del proyecto, la inteligencia artificial puede ser hasta el doble de rápida que el ojo humano, e incluso algo más exacta en la detección de tumores pequeños (micrometástasis).

Junto a la medicina, el medioambiente puede ser otro de los grandes beneficiarios de este tipo de tecnologías basadas en que los ordenadores aprendan, tras haber analizado inmensas cantidades de datos, a emitir sus propias decisiones replicando el juicio de un humano.

Rainforest Connection es una organización sin ánimo de lucro dedicada a proteger los bosques y las selvas de la deforestación, sirviéndose de señales acústicas captadas por teléfonos móviles viejos escondidos en lo alto de árboles, a unos 30 metros, y que son analizadas mediante inteligencia artificial.

Otra aplicación con carácter medioambiental de la inteligencia artificial es la que lleva a cabo la ONG Global Fishing Watch, dedicada a obtener información precisa sobre quién pesca y cuánto lo hace para informar a los gobiernos y organizaciones internacionales, y luchar así contra la sobrepesca. “Tomamos imágenes por satélite que, una vez analizadas mediante inteligencia artificial, nos permiten identificar y seguir los movimientos de hasta 60.000 embarcaciones pesqueras en todo el mundo para saber dónde y cuándo están pescando”, dijo a Efe el director de investigación de la organización, David Kroodsma.

Desarrollo
Según los responsables del proyecto, la inteligencia artificial puede ser hasta el doble de rápida que el ojo humano, e incluso algo más exacta en la detección de tumores pequeños.

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