Todas las propuestas de Proyecto de Reestructuración y Actualización Tributaria EBG, desde la primera hasta la versión del 21 de mayo de 2024, apuntan al mismo fin: desaparecer todo el sistema cultural del país.
El desmonte, lejos de ser económico -el presupuesto de Cultura apenas significa el 0.1% del PIB-, es ideológico. Va encaminado a desmontar las principales vigas sobre las cuales se erige el sistema cultural del país.
Nunca antes se vio tanto interés en la tecnocracia por eliminar un sistema que sostiene la identidad de una nación.
Sepan, amiguitos y amiguitas de la familia cultural, se trata de eliminar el Ministerio de Cultura, la Ley de Mecenazgo (que por voluntad política ha sido buena para nada) y lo esencial de la Ley de Cine, o sea dejar a los cineastas nacionales sin posibilidades reales de hacer cine. Si con el sistema vigente estamos mal, rodeados de dembowseros que han convertido en norma el mal gusto, lo soez, la violencia, la sexualización, la codificación de la mujer y otros males; imagínense qué quedará para el futuro sin contrapropuestas vigorosas.
La debacle del sistema cultural ha ido en un decrecimiento brutal desde el 2016 a la fecha. Pero aun así es necesario. La situación solamente es ventajosa para los narcos, a quienes dejamos el camino expedito para sus fechorías con la niñez y la juventud del futuro. A quienes somos abuelos, nos preocupa el futuro apocalíptico que les legamos a nuestros descendientes.
Al paso que vamos, la identidad nacional, -amenazada por distintos factores, el mayor de todos la presencia haitiana masiva en el país-, puede llegar a desaparecer.
Ante tal estado de cosas preocupan sobre todo más que la inercia, la pasividad, la ningunización de las fuerzas culturales, el sentido de autodestrucción.
Para los que se sienten seguros con sus salarios en las compañías artísticas estatales, sepan que estas también dejarían de existir. La única industria cultural que funciona es la cinematográfica que hoy es sonido bueno para el país, imagen envidiable. El Ministerio de Hacienda se la va a birlar, no quedan dudas. El artículo 39 no va a funcionar sin el 34. Enseguida que los productores extranjeros sepan que los nacionales no pueden hacer cine, se espantarán.
Ya no se trata de aligerar la carga del Estado haciendo funcionar las industrias culturales, para aportar al PIB. Se trata de desmantelar la estructura que sostiene al sistema cultural. En fin, sálvese el que pueda.