¿Quién ganó entre George Harris y el “Monstruo” de Viña del Mar?

La polémica generada por George Harris y su presentación en Viña del Mar es en realidad un gran chisme

George Harris junto a los animadores de Viña 2025, Rafael Araneda y Karen Doggenweiler
George Harris junto a los animadores de Viña 2025, Rafael Araneda y Karen Doggenweiler

La polémica generada por George Harris y su presentación en Viña del Mar ha tomado varios escalafones en las últimas horas: xenofobia, nacionalismo, apología de dictaduras militares y otras tantas. Pero la realidad es un gran chisme. Y uno muy bien pensado, porque los antecedentes dan pistas de que lo que le pasó al comediante venezolano iba a suceder.

La historia de lo que sucedió ya es conocida y está en todas las redes y medios de comunicación. A Harris lo abuchearon en el festival más grande de América Latina. En las redes salieron chilenos haciendo comentarios homofóbicos, con su respectivas réplicas de venezolanos en todo el mundo cargando contra los chilenos en el mismo tenor. Pero, ¿por qué abuchearon a Harris?, ¿por ser venezolano?, ¿por hablar antes mal de Boric y bien de las dictaduras militares de derecha (como la de Pinochet)?, ¿O por sus chistes?

A usted puede gustarle George Harris o no, puede estar de acuerdo o en contra en alguna de las interrogantes anteriores. Pero lo que pasó con Harris no es ni más ni menos de lo que le pasa a muchos ciudadanos venezolanos en ese país. Y Harris, que no es un nuevo en las lides del escenario y la interacción con el público, sabía que podía capitalizar esto. Y, no lo duden, lo hará.

El humor es cosa seria

Lo primero que debemos tener claro es que esto sucedió en Chile, uno de los países donde más discriminan a los venezolanos. Según la última encuesta de Latinobarómetro, nueve de cada diez chilenos asocian a los inmigrantes con el crimen, aunque las estadísticas locales demuestren que los inmigrantes cometen proporcionalmente menos crímenes que los locales.

Otra cosa es que el humorismo, y esto es clave, se sustenta en la cultura de cada país. Lo que le da risa a un caribeño no precisamente le dará risa a gente de otras latitudes. En sus rutinas, Harris ha hablado bien de las dictaduras de derecha y ha recibido mala prensa por eso en Chile (el régimen de Pinochet asesinó y torturó a miles de personas). También recibió mala prensa por llamar a Boric “mediocre” e “inutil” por insultar a Allende.

Ambos elementos los sabía el propio Harris (sería muy iluso pensar que no lo sabía). Y, además, hay que sumar que es conocido que las rutinas de los humoristas en Viña del Mar son revisadas previamente por el equipo organizador, junto al comediante, algo que precísamente recordó este lunes Alex Hernández, director del festival, opinando que “él (Harris) tiene muchas rutinas. Si se meten al canal de YouTube de él, van a encontrar cientos de rutinas. Es una persona que tiene mucho texto, muchos de esos textos, algunos nuevos, fueron la rutina de ayer. Él cometió un error que le costó caro”.

¿Xenofobia?… no, es otra cosa

Lo primero es que no hay que demonizar a los chilenos. La xenofobia está presente desde el polo norte al polo sur, y es más vieja que la rueda. De nada sirve la narrativa entre venezolanos que los chilenos son especialmente xenófobos o discriminantes. De hecho, para lo único que sirve es para alimentar el debate político en las redes y, sorpresa, capitalizar la figura de George Harris que ahora pasará de ser un comediante regular a ser “el estandarte” de las comunidades venezolanas en el exterior.

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Lo segundo es que el público de Viña igual le dio un espacio para escuchar su rutina, sobre todo tras la primera intervención de los animadores Rafael Araneda y Karen Doggenweiler. Un sector de la Quinta Vergara, incluso, estaba repleto de venezolanos, quienes intentaron levantarlo como si se tratase de un partido de fútbol o una pelea de lucha libre. El desenlace terminó siendo el que iba a ser. Harris llegó mal y nunca le encontró la vuelta al público, su humor definitivamente no iba a funcionar.

Y esto debieron saberlo los organizadores. Si la idea era aprovechar el “boom” venezolano en Chile y ofrecer un espacio para que se sintieran representados, debieron haberlo hecho precisamente con la música exitosa y no con un humor que no tenía chance de pegar con el público. Así hubieran logrado que venezolanos y chilenos bailaran y se abrazaran al mismo ritmo y no que pelearan. ¿Había opciones? Claro que sí. Danny Ocean se ha presentado con éxito en el Movistar Arena y Lollapalooza. O Rawayana, que tiene un público gigante en toda Latinoamérica y se han presentado en Chile ante gran cantidad de personas (chilenas y venezolanas, por si acaso).

¿Quién ganó, Harris o el “monstruo”?

Al final de esta historia… nada. La gente se quedó insultandose en las redes, Harris tuvo un “peak” de 34 puntos de rating y, bajo esa lógica, quizás los organizadores quedaron contentos igual, “el show” funcionó. El comediante, además, la tendrá facilita: no hará ninguna autocrítica, apelará a la xenofobia y culpará a la “prensa amarillista”, como lo hizo durante su rutina sobre el escenario y se erigirá como el nuevo representante de la venezolanidad en el mundo. Y ya vendrán cientos de rutinas, y shows, y programas ($$$) sobre lo sucedido en Viña, eso no hay que dudarlo.

Así las cosas, no ganó nadie, sino la desinformación y el victimismo. Y George, que ahora tendrá nuevo material.

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