Retomando lo expuesto en la pasada entrega, es preciso analizar con detenimiento el grueso de obras de los artistas dominicanos de forma plural, procurando que en los eventos participen creadores de todas las áreas posibles y de los diferentes centros de estudios.
Insistimos en esto debido a que muchos artistas se sienten excluidos, y otros, que aunque son acogidos y se les otorga los principales reconocimientos, luego pasan al olvido, pues no se les da seguimiento a sus trabajos.
Más claramente, ha pasado que en exposiciones, concursos, bienales y ferias de arte, participan artistas específicos en función de las preferencias o relaciones preestablecidas, algo que no cuestionamos, pero que en casos específicos como las bienales y los concursos, se debe ser más cuidadoso.
Asimismo, se ha visto que se le otorga un premio a un artista joven cuya labor no es conocida por la mayoría y, luego del “boom”, pocos vuelven a tener noticias sobre lo que están haciendo. Cuando se sabe algo al respecto, resulta que se sienten en el olimpo compartiendo con Zeus, aun cuando sus piezas no respondan a elementos identitarios que justifiquen al menos las fanfarrias otorgadas en su momento.
Ahora bien, centros de enseñanzas como La Escuela de Arte y Diseño de Altos de Chavón, suelen ser cuestionados muchas veces de forma injusta por artistas de la vieja escuela, en vista de que sienten que los egresados de Chavón se han impuesto y los han desplazado.
Ante esta situación, entendemos necesario una mayor coordinación por parte de los gremios relacionados a la promoción del arte y la cultura a fin de crear vínculos entre los artistas de uno u otro centro.
En todo esto el Ministerio de Cultura, pero fundamentalmente, el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP), podría jugar un rol determinante, programando actividades de intercambio e integración entre aquellos que se dedican al oficio de las artes visuales. Continuará.