Los secretos de la estatuilla de los Oscar: quién la bautizó y el actor que posó desnudo para el boceto

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El 16 de mayo de 1929, en el hotel Roosevelt de Los Angeles, la industria cinematográfica celebró la primera ceremonia de entrega de los Premios Oscar, que se habían anunciado tres meses antes. Acudieron al salón, en un evento privado, 270 personas.

Todavía no existía la estatuilla que aún se entrega al ganador, con apenas variaciones desde su origen. La diseñó, al año siguiente, el escenógrafo de la Metro Goldwyn Meyer, Cedric Gibbons.

Y las versión más difundida (aunque nunca comprobada del todo), es que fue el actor y director mexicano Emilio Fernández (apodado “El Indio”), convencido por su compatriota, la actriz Dolores del Río, quien posó desnudo como modelo para bocetarla.

Sobre el nombre no existe unanimidad. En su biografía, la actriz Bette Davis contó que se bautizó así en honor de su primer esposo, Oscar Nelson. Sin embargo, la historia más popular explica que el origen de su nombre hay que rastrearlo en la bibliotecaria en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, Margaret Herrick, que acuñó el apodo luego de ver la estatuilla por primera vez.

En un gesto aparentemente inocente, Herrick comentó que el trofeo se parecía a su tío Oscar, un hombre que tenía un carácter entrañable y era conocido por su aspecto robusto. Herrick, quien desempeñaba un rol administrativo fundamental en la Academia, se vio inmortalizada por este detalle.

Rápidamente, el nombre comenzó a ser usado por los miembros de la Academia para nombrar al premio. En 1934, el periodista Sidney Skolsky, quien cubría la industria del cine, usó el término en sus columnas para referirse al premio que recibió Katharine Hepburn por su interpretación en “Morning Glory”. La referencia a “Oscar” comenzó a tomar fuerza en la prensa y, para 1939, la Academia adoptó oficialmente este nombre para referirse al trofeo.

La estatuilla dorada que se entrega a los ganadores de los Premios de la Academia no es lo que parece a simple vista. Aunque su apariencia brillante sugiere que está hecha de oro macizo, la verdad es que el Oscar está compuesto principalmente por bronce y está enchapado con una capa de oro de 24 quilates. Esta elección de materiales fue parte de su historia desde sus primeros años, cuando la estatuilla comenzó a forjarse en la década de 1920.

A lo largo de los años, el proceso de fabricación de los Oscar mantuvo la misma fórmula, con el bronce como base y el oro como capa exterior.

Esto otorga a cada estatuilla un peso y una solidez que son parte de su iconografía. El Oscar tiene un peso aproximado de 3,85 kilogramos y una altura de 34,3 centímetros.

Una de las curiosidades sobre los premios es que, debido a la escasez de metales durante la Segunda Guerra Mundial, las estatuillas se fabricaron con yeso pintado entre los años 1942 y 1945. Esta medida fue necesaria para ahorrar recursos y, al mismo tiempo, permitir que la ceremonia de los Oscar se celebrara con normalidad. Los ganadores de esos años recibieron versiones de yeso del trofeo, pero se les dio la opción de cambiarlo por una estatua chapada en oro una vez que terminara la guerra y la producción de metales se normalizara.

Hoy en día, los Oscar se fabrican en la fundición de bellas artes Polich Tallix, ubicada en Hudson Valley, Nueva York. El proceso de fabricación es meticuloso y lleva varios meses, ya que cada estatuilla debe ser elaborada con precisión para garantizar que cumpla con los estándares de calidad que se esperan del trofeo más codiciado en el cine.

El costo de fabricación de un Oscar ronda los $400 USD por cada estatuilla, una cifra considerable si se toma en cuenta la cantidad de trabajo involucrada en su creación, que incluye el moldeado, el recubrimiento en oro y la confección detallada de la figura.

En total, se producen aproximadamente 50 estatuillas al año, un número relativamente bajo si se compara con el impacto global que tiene la ceremonia de premiación.

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