El resurgir del caso de Jeffrey Epstein con la reciente revelación de la “lista Epstein” de presuntos involucrados en la red de abusos del magnate vuelve la mirada al escenario donde todos esos abusos ocurrieron: Little St. James.
Apodada “la isla de la pedofilia”, Little St. James forma parte de las Islas Vírgenes de Estados Unidos. Está ubicada cerca de Puerto Rico y tiene cerca de 300 hectáreas. Fue comprada en 1998 por el financista, quien pagó cerca de 8 millones de dólares por todo el terreno, y la transformó en el epicentro de red de tráfico sexual y el lugar elegido para cometer todo tipo de perversiones.
Según las investigaciones del caso, Epstein iba frecuentemente a esta isla en algunas de sus varias embarcaciones. Una de ellas, un ferry de 200 asientos utilizado por sus invitados. Muchos de ellos celebridades, modelos, cineastas y políticos.
Dueño de una fortuna de más de 600 millones de dólares, el magnate no escatimaba. También para llegar a este lugar, él y sus invitados se subían a su avión privado (conocido como “Lolita Express”) y viajaban hasta St. Thomas, la isla principal de las Islas Vírgenes. Desde allí, luego, irían en barco o helicóptero a Little St. James.
En las últimas horas, la Justicia de los Estados Unidos publicó una primera tanda de documentos judiciales desclasificados relacionados con el caso. Es importante resaltar que la mención en los documentos no implica ningún tipo de culpabilidad. Entre el material hay desde correos electrónicos a declaraciones de víctimas o testigos. La identidad de quienes eran menores de edad o no hicieron declaraciones públicas permanecerá oculta.
Little St. James, la “isla de la orgía”
Virginia Roberts Giuffre, una de las mujeres que acusó a Epstein, describió a Little St. James: “Realmente era la isla de la orgía, porque eso es lo que sucedió allí. Eso es lo que esa isla significaba para mí”, contó en una antigua entrevista a la BBC.
Había empleados en la isla. Según los informes, cada uno de ellos debía firmar contratos con cláusulas de confidencialidad, para así no divulgar lo que allí sucedía. Además, ellos tenían una orden: los trabajadores de mantenimiento debían permanecer lo más lejos posible de la villa.
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Según una denuncia presentada en 2020 por Denise N. George, procuradora de las Islas Vírgenes, Epstein llevaba niñas de 11 y 12 años a la isla y hasta mantenía una base de datos computarizada para rastrear la disponibilidad y movimientos de varias mujeres y otras niñas.
La venta de las islas del escándalo
En mayo de 2023, las islas de Epstein se vendieron a un grupo inversor por 60 millones de dólares. Allí planean construir un resort de lujo.
Las islas, llamadas Great St. James y Little St. James, apodadas “Isla de los pedófilos” y “Isla de la orgía” por los lugareños, las compró el multimillonario Stephen Deckoff a través de un vehículo de inversión, SD Investments LLC, dijo la firma en un comunicado.
Deckoff “planea desarrollar un resort de 25 habitaciones de lujo de clase mundial, cinco estrellas y de última generación” en un terreno en las Islas Vírgenes de EEUU, dijo el comunicado, y agregó que se espera que el resort abra sus puertas en 2025.
Según el acuerdo, anunciado por el Departamento de Justicia de las Islas Vírgenes, la mitad de las ganancias de la venta de Little St. James, “la isla en la que residió Epstein y en la que ocurrieron muchos de sus crímenes”, se destinará al gobierno de las Islas Vírgenes.
Las ganancias se suman a un pago de 105 millones y otro pago de 450,000 dólares “para remediar el daño ambiental alrededor de Great St. James”, donde Epstein “arrasó los restos de estructuras históricas de siglos de antigüedad de trabajadores esclavizados para dejar espacio para su desarrollo”.