El público tiene la culpa de que los espectáculos comiencen tarde. Ese permanente mal hábito de llegar tarde a los lugares, hace que las cosas se dilaten, cuesten más caras, y a la larga afecte el feliz desarrollo de los eventos.
La primera noche cerca de la medianoche fue que el público se hizo presente. Este viernes ocurrió algo parecido. Y si bien había mucho más público, la asistencia no ha sido tan grande como en otras ocasiones, símbolo de la situación económica que vivimos. Quien suscribe que estuviese reventado, toda vez que la gran atracción era Rochy RD, por el morbo de la mediocridad que envuelve a buena parte de la juventud hoy día.
Tan es así que la participación de Rochy RD solamente duró 27 minutos. Comenzó a las 10:45 y concluyó a las 11:12 minutos. Todo supuestamente para no ser demandado por incumplimiento. Porque alguien le ha hecho creer al exponente urbano que un show suyo cuesta 3 millones. Ni que fuera Juan Luis Guerra o Anthony Santos. Esa mentira que le han hecho creer o que quieren hacerle creer a la gente forma parte de una mercadotecnia del disparate. Su actuación debió ser impactante, bien producida, que dejara una huella. A fin de cuentas era -como dijo Mariachi Budda- su primera presentación tras salir de la cárcel para un público grande (no lo que reúne en la discoteca de la capital, hacia la cual salió corriendo una vez terminada su actuación), y esa aparición en escena debía ser con todos los elementos de montaje escénico, imágenes en pantalla, puesta en escena en general.
Los único elementos que mostró en escena fueron dos o tres supuestos miembros de su seguridad personal vestidos con pasamontañas. Así interpretó Alta gama, Mllonario, Peluche, Llegó el cuco y Rumba. Salió de escena sin aplausos ni ovación. Sin penas ni glorias. Y gran parte del público se sintió defraudado.
Detrás ocurrió el montaje de la banda de Wason Brazobán, quien inició cantando Mi reina, el tema que prácticamente le dio a conocer y que incluye versos textualmente incluidos de Pablo Neruda (ver en el libro Los versos del Capitán, el poema La reina). Cantó La Mujer, Mala, Querida, En un solo día, entre otras.
Wason, quien sí es cantante, se notó un poco ronco en la segunda mitad de su actuación. Esto se debió a las dificultades con un audio que es casi imposible de ecualizar, a no ser que se trate de un ingeniero en sonido que haga un montaje serio.
Wason Brazobán es muy querido entre las mujeres y también entre muchos hombres que de algún modo se ven reflejados en sus temas. De la balada al bolero, muchos prefieren su manera de abordar el bolero, con la revitalización de un género de menos competencia, pues la balada pop está copada a más no poder. Máximo, con las nuevas variantes de lo urbano pop, que son una nueva manera de ver la balada.
El tercer artista de la noche fue Alá Jazá, quien entregó sus merengues urbanos o mambos, a los cuales él llama de una manera difícil de recordar; pero también aportó varias bachatas.
Una vez más el tema del sonido se hizo patente en la primera mitad de su presentación. No se escuchaba empaste entre los instrumentos y el intérprete. La difícil ecualización del salón Filmore hizo de las suyas una vez más. Sin embargo, el set de bachatas que ofreció, mientras él tocaba el bajo, fue la mejor presentación que he visto de este artista que debería pensar muy en serio dedicarse a -tal y como ha hecho el Torito- dividir su repertorio en dos. Súmele a eso que su manera de asumir la bachata es propia, debido sobre todo al timbre de su voz y a los arreglos que presenta, donde el bajo a veces bordonea cual si fuese un requinto.
Cosculluela fue de todos los artistas el único que presentó un espectáculo con un concepto trabajado durante una hora y media más o menos, con una narrativa bien hilvanada a través de las pantallas led, sus acompañantes danzaban, claro está, pero además del Dj estaba el segunda voz. El puertorriqueño expuso un show donde mostró imágenes de su niñez. Y el sonido que pudo ir mejorando poco a poco. En el set list Madura (que grabó a duo con Bad Bunny); Me ama, me odia; Prrrum; Te busco; Ta to Gucci; Manicomio; La dama; 23; La boda; y Guaya.
Después de su actuación una quinta parte del público se fue. Y se perdieron el final con El Chaval de la Bachata, quien probablemente haya sido lo mejor de la noche. Afinadísimo, con ese requinto que tiene una manera de decir muy particular. Y con una banda donde se siente que hay no solo empaste sino también complicidad. El Chaval interpretó temas como Estoy perdido, Cuando el amor se va, Homenaje a Luis Segura, Aquellos días, Me voy de ti, Carmencita, Te puedes que dar, El último golpe, Dile a él y claro que no podía faltar Donde están esos amigos. Ya rayando las 4:00 am.
Este viernes estarán en el salón Filmore Grupo Niche de Colombia, Tony Vega de Puerto Rico y el dominicano José Alberto El Canario.