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Santo Domingo, República Dominicana – Hoy, más de 40 niñas del Hogar Renacer tienen un motivo para creer en los nuevos comienzos. La Fundación Libélulas en Transformación ha entregado oficialmente la sala de tareas prometida: un espacio diseñado no solo para estudiar, sino para soñar, para descubrir y para sentirse abrazadas por la esperanza.
Lo que antes era un anhelo, hoy es un refugio de oportunidades. La remodelación de esta sala fue posible gracias al esfuerzo inquebrantable de un grupo de personas que creen en el poder de la transformación. Un Bazar Solidario realizado a finales del 2024 en el Hotel Hyatt Centric Santo Domingo sirvió como punto de partida, reuniendo fondos a través de la venta de ropa donada por influencers, figuras públicas y marcas que decidieron sumar su granito de arena. Pero la meta no era fácil, y el corazón solidario de la comunidad se encendió una vez más con una gran Rifa Solidaria, logrando recaudar lo necesario para completar la obra.
La magia de este proyecto no solo se mide en pintura, muebles o materiales. Su verdadero valor está en la intención con la que fue creado. Cada color, cada rincón y cada detalle fueron pensados para inspirar. La diseñadora de interiores Karenny Güílamo imaginó un espacio basado en el concepto “Un día soleado”, porque cada niña merece un amanecer lleno de luz y esperanza.
Las rayas blancas y amarillas en las paredes evocan los rayos del sol, iluminando no solo el ambiente, sino también la confianza de quienes lo habitan. Los pisos de madera aportan calidez, mientras que una alfombra tipo grama invita a la creatividad y el juego. El mobiliario flexible permite diferentes dinámicas de estudio y colaboración, convirtiendo la sala en un entorno donde la educación se siente como un acto de amor y no solo una obligación.
Sin embargo, este proyecto es mucho más que una remodelación. Es una declaración de fe en el futuro de estas niñas. Es la promesa de que no están solas, de que hay personas que creen en ellas, que luchan por darles herramientas para crecer y que estarán ahí para recordarles que su historia aún se está escribiendo.
“Cada niña que entra en este espacio debe sentir que es valiosa, que tiene derecho a soñar y que su vida está llena de posibilidades. Este es nuestro mayor regalo para ellas”, expresó Karla Javier, presidenta de la Fundación Libélulas en Transformación.
Hoy, en esta sala de tareas recién inaugurada, no solo se harán deberes escolares. Aquí se construirán sueños, se encenderán ilusiones y se formarán las líderes del mañana. Porque cuando una niña tiene un espacio digno para aprender, el mundo entero se convierte en su lienzo.