La periodista Katherine Hernández tuvo un embarazo muy feliz con el que se exploró y se redescubrió
En noviembre del 2019, la periodista Katherine Hernández dio a luz a su primogénito Gonzalo, un niño que describe como súper divertido, cariñoso, social, espontáneo y que le gusta hablar. Es una etapa de su vida que sigue disfrutando al máximo. “Yo tuve un embarazo feliz. No sé cómo explicarte lo maravilloso que fue, desde el inicio hasta el final. Nunca tuve, gracias a Dios, un inconveniente”, expresó Katherine a elCaribe.
Esta joven venezolana nunca imaginó que viviría en República Dominicana y mucho menos que tendría un hijo en este país. Eso fue cambiando hace 20 años cuando se estableció, luego formó su familia y logró ser una de las periodistas más destacadas en el país. Además, hace tres años trajo al mundo a su hijo.
Narró que Gonzalo fue súper planeado. Ella y su esposo Jesús, ambos de nacionalidad venezolana, ya tenían siete años de casados y habían postergado la decisión de buscar bebés por temas de estabilidad, de trabajo… Sin embargo, a finales del 2018 tomaron la decisión. “Definitivamente, dijimos ¡vamos arriba!; tal vez podíamos aguantarlo un poco más, pero no, porque no sabíamos cuándo iba llegar el momento”, compartió.
Katherine le dijo a su esposo “si queremos bebés, es en este fin de semana, y la verdad es que funcionó. No sé qué nos acompañó en ese momento, pero funcionó bien rápido y la verdad que lo disfrutamos mucho”.
Señales de embarazo
El primero que se dio cuenta de su estado fue Jesús. “Me dijo: tú estás embarazada, y efectivamente”.
La gente le advertía sobre las náuseas y los vómitos, y entre las medidas que tomó estuvo el hidratarse. Tomaba mucha agua con cítricos; un día con rodajas de naranja, otro con limón, entre otros.
“El sabor del agua creo que me ayudó, porque la verdad es que nunca sentí un síntoma de náuseas ni vómitos”, manifestó.
Lo más bonito del proceso de embarazo
La destacada periodista de CDN, leía mucho durante su embarazo y fue un momento muy rico en cuanto a una exploración sobre sí misma. “Comencé a comprender todo lo que estaba pasando en mi cuerpo, no sólo desde el punto de vista físico, sino también desde el punto de vista mental y espiritual. En mi embarazo me descubrí como una nueva persona”.
Conectar con lo que estaba viviendo
Para Katherine, no fue un tema de idealización, sino que se tomó muy en serio su proceso de embarazo con Gonzalo. Ella quería conectar con lo que estaba viviendo, por lo que dejó de lado muchas otras cosas que tal vez en otro momento eran para ella muy importantes. “Saqué cosas de mi vida que debí sacar mucho tiempo antes, hasta conflictos personales, y logré sacarlos, y fue estupendo. Fue un tiempo súper motivador para crear en mí una nueva persona”, reveló.
Revelación de sexo
Aproximadamente a los cuatro meses, por sonografía, se enteraron del sexo del bebé. Desde el inicio, Katherine y su esposo Jesús estaban muy felices y atentos, por lo que le dieron seguimiento a la gestación en la Clínica Abreu.
Katherine no quería esperar hasta el final para entererarse del sexo de su cría. “Dije: no quiero sorpresas; no quiero saber hasta el final si es hembra o varón. Si es niña, le llenamos su cuarto de cosas rosadas, y si es varón, de azul. Quería saber, para comprarle su ropita con tiempo”.
Ella y su esposo tuvieron complicidad durante el embarazo, algo que se vio reflejado durante la entrevista. “Nos preparamos mucho. Teníamos un nombre para una niña y varios para un varón. Si era niña iba a llamarse Miranda y si era varón entonces había conflicto, porque no se sabía. Teníamos varios nombres que me gustaban: Felipe, y Camilo como mi abuelo paterno, mientras que Jesús había propuesto Gonzalo, un nombre con mucha fuerza; que al final me encantó y lo seleccionamos”, expresó.
Algo muy gracioso con el nombre
Entre risas, declaró que “lo gracioso es que después que seleccionamos Gonzalo, al mes, el partido del PLD decide que Gonzalo Castillo sea el candidato. Fue muy gracioso porque yo hice la barriga durante esa campaña electoral en el 2020”.
Preparación de su parto
Al igual que su proceso de embarazo, expresó que su parto fue una maravilla. Katherine estaba determinada a dar a luz natural, y afirmó que no era un tema obsesivo, pero sí quería vivir la experiencia. “Quería darme la oportunidad; darle la oportunidad a mi cuerpo y como mujer”.
Para darse fuerzas cuando tenía miedo, se repetía “si tantas mujeres en el mundo lo han hecho porqué yo no voy a poder. Y mi embarazo fue tan feliz y el parto fue tan feliz, que di a luz a ese muchacho de casi 10 libras; era grandísimo”.
Durante meses, Katherine se preparó para eso, se mantenía en salud y tenía buen equipo médico.
Primera conexión con Gonzalo
Cuando llegó esa primera conexión con su hijo, es una emoción que dice no poder explicar. “Gonzalo nació con los ojos abiertos y unos buches espectaculares; los tenía rosaditos”. Como toda madre, ella quería lactarlo, sin embargo, él nació sin hambre. “Nació tranquilo; lloró al nacer, típico de cuando los médicos hacen su trabajo. Cuando me lo pusieron en el pecho, se quedó tranquilo y fueron unos minutos divinos. Ahí estaba su papá y recuerdo que fue fantástico”. Después de ese momento que describe como rico, lo único que la angustiaba era que se lo llevaran por mucho tiempo, ya que anhelaba lactarlo. Recuerda que cuando el médico se iba le dijo: “rápido doctor, que tengo que lactar a ese muchacho”.
La importancia de la lactancia
La joven periodista sabía que esas primeras horas eran muy importantes para el tema de la lactancia, porque él no quiso al principio. “Le dije al doctor, como máximo, una hora podemos estar aquí. El doctor me dijo, tranquila que tú vas a poder”.
Efectivamente, cuando la sacan de la sala de parto, y la conducen a la habitación, más atrás le llevaron a Gonzalo. “No me dio tiempo a ponerme ansiosa para preguntar dónde estaba el bebé. Me lo dieron, y ahí mismo, Gonzalo empezó a comer. Ese vínculo se estrechó ahí. Había contratado una dula de lactancia, para que llegara en ese primer momento, pero cuando ella llegó ya había lactado a Gonzalo”, destacó.
¿Que haya nacido en República Dominicana, ¿qué se siente?; ¿hubieses querido que naciera en Venezuela?
“Es una buena pregunta, pero creo que Gonzalo nació donde tenía que nacer. A veces me pregunto, quién iba a pensar que yo iba a vivir hace 20 años en República Dominicana, yo no lo sabía, porque no estaba en mis planes”, explicó.
Es una experiencia que ha vivido al máximo. “Quería que mi hijo naciera en República Dominicana. Ha podido nacer en España que mi familia es de allá también; en Venezuela, Estados Unidos… pero nosotros elegimos que naciera aquí”. La elección se hizo por muchas razones, “una de ellas porque queremos que ese espíritu de pertenencia vaya y lo acompañe en su historia, una historia bonita, y es que este país ha sido el que acogió a su familia”, acotó.
Entre risas, manifestó: “por ejemplo, si Gonzalo quiere ser presidente que sea presidente de República Dominicana”.
De acuerdo a Katherine, el lugar de nacimiento es importante; el vínculo con el país a veces trasciende nada más por nacer allí. “Tú le preguntas de dónde es y dice soy dominicano y a mí me encanta que sea así”.
Su enfoque y lo más difícil
Katherine se ha enfocado en darle mucho amor a su hijo. Entiende que todavía Gonzalo está en un proceso de aprendizaje y estarán aprendiendo con él todo el tiempo. “Lo más difícil siempre será separarme de él y viceversa”, puntualizó.
Primer día de trabajo después de parto
Aunque estaba enamorada de su hijo, del proceso, recordó con mucha alegría el día que volvió a trabajar. “Recuerdo lo que tenía puesto; cómo estaba peinada, porque evidentemente era rescatar un poco de lo que también soy, porque uno es un conglomerado de cosas, y para mí lo que hago es algo que me apasiona, que me encanta y sentía que era necesario”.
Vivir el post-parto en plena pandemia
“No sufrí depresión posparto, pero sí sufrí los embates de la misma época (pandemia covid-19). Gonzalo había nacido en noviembre del 2019, y la pandemia del covid-19 empezó en marzo de 2020. Los primeros meses fueron de mucha agitación. Pero, tenía aquí a mi mamá, a mi abuela… un grupo de apoyo y fue chévere. No viví nada diferente de lo que viven las mujeres en el post-parto con la llegada de su primer bebé, sino que todo es nuevo, no sabes cómo cuidar el bebé, estás aprendiendo. Yo no tengo hermanos, soy hija única y no había cambiado un pañal en mi vida. Y bueno, aprendí”.