LOS ÁNGELES (AP) — Dick Gregory, el escritor, activista y comediante que rompió las barreras raciales en la década de 1960 y utilizó su humor para esparcir mensajes de justicia social y salud nutricional, murió a los 84 años.
Gregory falleció el sábado por la noche en Washington DC tras pasar una semana hospitalizado, precisó su hijo Christian Gregory a The Associated Press. El activista sufría una infección bacteriana grave.
Gregory fue uno de los primeros comediantes negros en encontrar el éxito entre las audiencias blancas en la primera parte de la década de 1960. Tras una infancia en un barrio pobre de San Luis, ganó una beca universitaria de atletismo y alcanzó reconocimiento por su habilidad para comentar de forma satírica la división racial cuando el movimiento por los derechos civiles daba sus primeros pasos.
“¿En qué otro lugar del mundo salvo Estados Unidos” _bromeó_ “podría yo haber vivido en los peores barrios, asistido a las peores escuelas, viajado sobre el techo del autobús y que me pagaran 5.000 dólares a la semana solo por hablar de ello?”.
Su afilada visión de la sociedad pronto le llevó al activismo por los derechos civiles, donde su capacidad de seducir al público a través del humor ayudó a llamar la atención del país sobre los incipientes esfuerzos de integración e igualdad social de la población negra.
“La inquebrantable sinceridad y el valor de Dick Gregory nos inspiraron a todos para luchar, vivir, reír y vivir a pesar de todo”, tuiteó el senador demócrata Cory Booker, de Nueva Jersey.
La actriz y comediante Whoopi Goldberg expresó en Twitter sus condolencias “a su familia y a nosotros, que tendremos su perspicacia para apoyarnos”.
Gregory hizo una breve incursión en la política, presentándose sin éxito a las elecciones a alcalde de Chicago en 1966 y a presidente de Estados Unidos en 1968, cuando obtuvo 200.000 votos como candidato del partido Paz y Libertad. A finales de la década de 1960 trabó amistad con John Lennon y la suya era una de las voces en el himno antibélico de Lennon “Give Peace a Chance”.
También defendió la capacidad transformativa de la oración y la buena salud. Tras una época en la que tenía sobrepeso, fumaba y bebía alcohol, se convirtió en un esbelto defensor de las comidas líquidas y las dietas de alimentos crudos.
Le sobreviven su esposa, Lillian, y 10 hijos.