Así como el 2022, enero de 2023 ya terminó también. Cada vez más atrás van quedando los momentos de alegría y la esperanza de un futuro lleno de cosas diferentes que se van postergando por atender “lo urgente”. ¿Dónde quedó la lista de deseos para este año? ¿Qué pasó con los sueños de aquella medianoche que dio la bienvenida al 2023?
“Hay un impulso natural en el mes de enero de querer cambiar tu vida, implementar nuevos hábitos, lograr mejoras de relaciones, mejoras de tus finanzas. Pero, en el camino hay mucha inconsistencia entre lo que pensamos decimos y hacemos”, comentó al respecto el conferencista y emprendedor Carlos Fernández.
Aunque el comienzo de un año calendario puede ser la excusa perfecta para implementar cambios de vida, nuevas rutina o nuevos hábitos, no necesariamente se deben regir por este evento. Cualquier momento es oportuno para comenzar a trabajar por los deseos que se tenga.
Hacer sin ganas
Abandonar un proyecto personal es fácil. Cualquier excusa puede ser válida para salir de la carrera y el propio cerebro se puede encargar de crear el aval perfecto para tirar la toalla.
“El cerebro siempre recurre a lo conocido, por eso implementar un hábito nuevo es un desafío. Al cerebro no le gustan los cambios porque en eso gasta mucha energía, requiere de mucho esfuerzo. Para él es más fácil sostener los comportamientos habituales, porque eso es lo que conoce y desde ahí es mucho más fácil operar”, explicó Fernández, también conocido como @cafedelexito en redes sociales.
La ausencia de entusiasmo, motivación, energía o simplemente de “ganas” suele ser la excusa más común para dejar de lado algo que se dijo querer.
“Contar con motivación para hacer las cosas es la peor estrategia, porque no siempre vamos a tener la misma energía. La motivación nunca llega cuando la necesitamos”, añadió Fernández, también autor de tres libros sobre desarrollo personal y motivación.
La hoja de ruta
Improvisar y resolver sobre la marcha nunca será una fórmula que brinde los resultados esperados. En cambio, una buena planificación y la revisión de ciertas dinámicas individuales son parte del primer paso necesario para el logro de objetivos.
Para ser efectivo, un plan de acción debe estar escrito y contener objetivos con ciertas características que faciliten su ejecución:
- Claros, con la mayor cantidad de detalles y especificaciones sobre lo que se quiere lograr.
- Realistas, los objetivos logrables son fundamentales para no terminar en el derrotero de la frustración. Debe estar garantizado que lo propuesto es factible.
- Medibles, llevar el registro de pequeños indicadores los convierte en señales de cuánto se está avanzando.
Actuar y permitir que las acciones programas den resultados también forman parte del engranaje que debe activarse para el logro de nuevos proyectos.
“Los cambios no son de un día para otro. Si tú crees que el firme curso de tus nuevas acciones te va a llevar a estar en un lugar diferente, no sabes cuándo pero en un momento lo vas comenzar a notar”, destacó Fernández. Por ello – explicó – es tan importante el seguimiento y la medición de resultados. El objetivo es que no se trate sólo de una percepción de cambio sino de un registro con evidencias del logro.
Pensamientos, emociones y acciones
Aprender a cuidar los pensamientos, así como las emociones también forma parte de las recomendaciones del conferencista para poder alcanzar nuevos objetivos.
“El pensamiento siempre precede las acciones y comportamientos que estamos ejecutando”, explicó Fernández. “Si yo tengo una creencia, detono un pensamiento. Si yo tengo un pensamiento particular, me emociono de una manera particular y esa emoción me ayuda a tener acciones más o menos alineadas con mis objetivos”, añadió.