Hoy 15 de febrero se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Cáncer Infantil. Ese día se estableció desde el 2001 con la finalidad de sensibilizar y concienciar sobre la importancia de los desafíos a los que se enfrentan los niños y adolescentes y sus familias frente al cáncer. Así como de la necesidad de que todos los niños en cualquier lugar del mundo tengan acceso a un diagnóstico. Así como a un tratamiento preciso y a tiempo.
Aunque el cáncer pediátrico no es prevenible, el objetivo es lograr una detección temprana. Esta puede lograse con profesionales de la salud que hacen una historia clínica meticulosa, un buen examen médico y que escuchan a los padres.
De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en muchos países el cáncer es la segunda causa de muerte en niños mayores de un año. La superan los accidentes.
Afortunadamente, en los últimos años se han registrado avances muy importantes en el tratamiento del cáncer infantil. La Organización pone como ejemplo la leucemia aguda. Es una enfermedad que hasta hace 30 años era considerada inevitablemente fatal. En la actualidad, siendo el tipo de cáncer más frecuente en la infancia, tiene una sobrevida a 5 años superior al 70 %. Esto implica que la mayoría de los pacientes pueden curarse definitivamente.
Símbolo
El lazo dorado, el cual simboliza al cáncer infantil, hace la comparación entre la fortaleza y resistencia de los niños con el cáncer y el oro.
Tratamientos y síntomas, según el INCART
La oncóloga y gerente del Centro de Oncología Pediátrica del Incart, Wendy Gómez García, resalta en la página web del centro que “en los niños el cáncer puede aparecer repentinamente, con o sin síntomas precoces, y suelen tener un alto índice de curación. Los síntomas y el tratamiento van a depender del tipo de cáncer y su estadio”. Señala que el tratamiento puede incluir cirugía, quimioterapia y/o radioterapia. “Los niños con cáncer en países de bajos y medianos ingresos tienen cuatro veces más probabilidades de fallecer a causa de la enfermedad en comparación a los niños en países de altos ingresos”, indica.