La denominada “Revolución digital” ha conseguido transformar la manera de comunicarnos, incluso en los más pequeños
Quizás nuestros antepasados nunca imaginaron que en nuestra época tendríamos la oportunidad de leer El conde de Montecristo a través de un ibook, o que no sería necesario viajar hasta Europa a estudiar, ya que en la actualidad podemos hacerlo a distancia.
Sí. Estos son tan sólo algunos de los beneficios que nos ofrece la “aclamada” tecnología; querida por casi todos y odiada por unos cuantos. Y es que sin dudas, esta ha llegado a revolucionar todas las áreas de nuestras vidas, especialmente la comunicación, donde ha venido a desempeñar un papel casi vital para su evolución. No obstante, la “vieja guardia” no da su brazo a torcer, y afirma que ésta ha llegado con la única finalidad de poner limitaciones a las personas, más aún en la comunicación entre ellas. Y que en el peor de los casos, los niños son los más afectados. Alegan que actualmente existe un consumo desmedido de las nuevas tecnologías de la información por parte de éstos. Con esto nos referimos a celulares inteligentes, computadoras, tabletas y demás dispositivos.
Con el avance de las tecnologías de la información, el celular se ha vuelto un aparato sumamente importante en nuestras vidas. Las personas adultas lo utilizan todo el tiempo. Su principal beneficio es el poder de la comunicación en cualquier lugar, razón por la cual muchos padres optan por comprarles estos equipos a sus hijos. Pero, como todo, los celulares conllevan responsabilidades y peligros, aparte de sus beneficios.
Los niños menores de cinco años tienen una habilidad sorprendente para dominar las nuevas tecnologías; desde teléfonos inteligentes hasta tabletas y juegos de consola. Es usual ver a un niño de uno o dos años deslizar de forma intuitiva las pantallas y presionar los botones con seguridad.
Sin embargo, aunque los padres disfrutan de la paz momentánea que produce darle a un pequeño un aparato para que juegue, ignoran el daño que esto le puede causar.
En este caso, quizás lo más convenientes es acordar algunas medidas en conjunto con la pareja, que reflejen su idiosincrasia, ideología y manera de pensar acerca de las diferentes etapas del desarrollo y las cuestiones que acompañan a cada una de ellas: permisos, prohibiciones, temáticas posibles de negociar, límites, entre otras.
Ahora bien, ¿es importante saber a qué edad introducirlos en este mundo? Para conocer la respuesta conversamos con Clarissa Guerrero, terapeuta infanto-juvenil, quien nos dio algunos tips para tomar en cuenta.
¿Cuál es la edad adecuada para que un niño comience a manejar estos dispositivos?
La edad dependerá de las reglas establecidas en cada hogar. Unos padres vanguardistas, que den prioridad a la tecnología, lo más probable es que expongan a sus hijos desde muy temprana edad. Sin embargo, es recomendable que exista cautela ante determinados dispositivos. Por ejemplo, el internet, computador, kindle, tableta y smartphone, pueden ser muy instructivos desde los dos años de edad, siempre y cuando se tome en cuenta el material al que está siendo expuesto el niño, así como la regulación del tiempo en que los niños permanezcan con ellos. Esto no quiere decir que el niño sea el dueño exclusivo de dichos dispositivos, sino que éstos sean suministrados como un préstamo, ya que hasta cierta edad los niños no entienden el valor y cuidado que estos aparatos implican, así como la discriminación de la información a la que deben tener acceso.
De acuerdo a la edad, ¿cuáles son los más indicados?
Existen dispositivos universales para cualquier edad, como el internet bien supervisado, donde pueden encontrar juegos educativos e información instructiva. En el Ipad, smartphone y kindle tienen la oportunidad de leer libros y navegar por diversas aplicaciones que les permiten desarrollar habilidades de lateralización y coordinación. Ya para edades específicas, no es recomendable que un niño antes de los 10 o 12 años tenga acceso a las redes sociales, ya que allí puede ser expuesto a contenidos que no controla y a proporcionar información a personas extrañas que le puedan perjudicar. Hasta los 13 o 14 años los padres deberían supervisar las redes sociales a las cuales acceden sus hijos. La tecnología a todas las edades resulta favorable ya que no podemos estar ajenos al mundo en el que está creciendo la generación actual. El punto está en la regulación del tiempo y la información que se proporcionan en estos medios.
¿Hasta qué edad deben los padres monitorear las cuentas y celulares de sus hijos?
Los hijos tienen que aprender que, como todo en la vida, la confianza se gana con los años, con la madurez y con la demostración de responsabilidad. Los padres deben monitorear las cuentas de sus hijos hasta los 13 o 14 años, como cité anteriormente. En el caso de los celulares, los padres que los entreguen a sus hijos deben medir la complejidad de los mismos, según la edad. El niño tiene que aprender a ganarse las cosas, a querer ser mejor y lograrlo en conjunto con la madurez que va adquiriendo con los años. Si los padres tienen un smartphone pueden facilitárserlo a los hijos para acceder a aplicaciones instructivas y de determinado interés. Sin embargo, los celulares de los chicos deben ir adquiriendo complejidad a medida que el niño va creciendo y madurando. Es recomendable que tengan celulares con tarjeta hasta que alcancen los 14 o 15 años. De esta forma, los padres pueden tener un mayor control y, a medida que va creciendo, educarlos en las ventajas y desventajas que implica la tecnología, ya que llegará un momento en que el joven tendrá que tomar sus propias decisiones, y es allí donde los padres ya deben haber sembrado.
¿Es necesario que los niños formen parte de estos avances? Y si no, ¿qué pasa?
Tomando en cuenta la sociedad en la cual vivimos y las exigencias, cada día más complejas a nivel escolar e incluso laboral, con estos dispositivos, entiendo que es prudente que los niños, poco a poco y según la edad, tengan acceso y sepan manejarlos. Al no ser expuestos se enfrentan a un mundo moderno con pocas herramientas, ya que estos forman parte, incluso, de la educación. Es entonces, cuando en algunos casos, la curiosidad los lleva a explorar sin la supervisión de un adulto. l
Consejo
No es recomendable que un niño de 2 a 5 años esté expuesto más de 30 minutos continuos a estos dispositivos o al Internet. En los más grandes, una hora de seguido puede resultar nocivo.